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Renovación espiritual y curaciones físicas

Del número de octubre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en francés


Yo había sido criado en la fe cristiana, pero como muchos africanos, crecí en un ambiente donde la cultura y la tradición tienen una gran influencia en las creencias que se tienen. Antes de sumergirme profundamente en la lectura y descubrimiento de la Biblia, yo adoraba a los ancestros y pensaba que mis bisabuelos, que murieron antes que yo naciera, podían tomar decisiones malas o buenas sobre mí.

Años después, cuando empecé a cuestionar la exactitud de esta tradición, quise conocer mejor las enseñanzas de la Biblia. Así que empecé a asistir a los servicios dominicales de una iglesia cristiana y a seguir las recomendaciones de la Palabra de la Biblia.

Un día, decidí dejar mi país natal, Camerún, porque mi familia y yo estábamos pasando por una difícil situación social. Me fui con la esperanza de encontrar mejores empleos en otro lado, para poder proveer para mi familia.

Cuando llegué a Mauritania, un país donde la mayoría de la población no es cristiana, muy pronto me comuniqué con la comunidad cristiana que hay en Nouakchott, la ciudad capital. Allí viven muchos extranjeros, y al entrar en contacto con ellos, alguien, de la República Democrática del Congo, me dio un ejemplar de la edición en francés de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Esta era la primera vez que leía una revista sobre espiritualidad, y me interesó mucho. Sin demora, escribí a La Iglesia Madre en Boston para obtener más información sobre la Ciencia Cristiana, y luego adquirí el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, en francés. 

Después de leer detenidamente el libro, me llamó la atención el capítulo “La Ciencia Cristiana versus el espiritismo”. En la primera página, en la introducción a este capítulo, Mary Baker Eddy nos recuerda esta declaración de la Biblia: Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? — Isaías [8:19]” (pág. 70). Yo me identifiqué mucho con las enseñanzas de este capítulo, y me hicieron tomar consciencia de lo que yo acostumbraba creer en el pasado.

Hoy, soy un hombre nuevo gracias a las enseñanzas de Mary Baker Eddy. Agradezco a Dios por darme sabiduría y Su gracia.

Desde que conocí la Ciencia Cristiana, he sanado varias veces con la oración, y la última curación tuvo lugar en septiembre de 2015, después que me atropelló un coche. Si bien no se movía rápido, el conductor no estaba prestando atención porque iba conversando con uno de los pasajeros. Solo se dio cuenta de lo ocurrido cuando las otras personas del auto empezaron a gritar para hacerle entender que se había llevado por delante a alguien.

Cuando me levanté, vi que solo tenía algunos rasguños en los brazos. El conductor ofreció llevarme al hospital para asegurarse de que todo estaba bien. Como no sentía ningún dolor en ese momento y estaba apurado, le agradecí y le dije que, a pesar del impacto, me sentía bien. Y seguí mi camino.

Una semana después, me empezó a doler el tobillo derecho de vez en cuando. Un mes más tarde, el dolor se agudizó y se volvió prácticamente constante. Entonces me acordé de que, cuando me atropelló el auto, mi tobillo había golpeado contra el asfalto.

De inmediato pensé en las curaciones que había tenido. La primera fue de migraña hacía siete años; la segunda de dolor en la espalda, no hacía mucho. Y leí este pasaje: “No hay dolor en la Verdad, y no hay verdad en el dolor; no hay nervio en la Mente, y no hay mente en el nervio; no hay materia en la Mente, y no hay mente en la materia; no hay materia en la Vida, y no hay vida en la materia” (Ciencia y Salud, pág. 113). Oré con este pasaje y el sufrimiento desapareció por completo en unas horas. Me levanté a la mañana siguiente sin ningún dolor en el tobillo derecho. Y nunca regresó.

Es así como encontrar la Ciencia Cristiana ha sido tan crucial para mí. Le doy gracias a Dios y expreso mi gratitud por la Ciencia Cristiana, la cual destruye las creencias materiales mediante la comprensión del Espíritu.

Abel Kamano, Nouakchott

Original en francés

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