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“Cerrada la Puerta, ora a tu Padre…”

Del número de diciembre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en Español 


Vivimos una época en la que el pensamiento humano se encuentra como nunca antes masificado. Las diversas formas actuales de comunicación, difunden las noticias con rapidez por todo el planeta.

Con esa difusión se propagan las diversas formas de pensamiento, modas, tendencias y también temores, sentimientos de peligro e inseguridad. Las tendencias y pensamientos de actualidad, son a menudo aceptadas incondicionalmente, por la propensión de las personas a imitar y a seguir las actitudes y maneras de pensar de los demás. Esto no es siempre seguro, sin embargo- tales corrientes de pensamiento, aunque la mayoría las adopte, no siempre son reales ni correctas.

He descubierto que es esencial cuidar bien nuestro propio pensamiento, mantener nuestra propia independencia mental, para no dañarse a sí mismo o a otros aceptando formas de pensar y actuar equivocadas.

En la Ciencia Cristiana aprendemos que para mantener un modo de pensar que no se deje influir fácilmente por lo mundano, lo cual está aceptado sin discusión por las mayorías, es importante recurrir en todo momento a Dios, la Mente divina, la cual es en verdad la única Mente. Esta Mente es la fuente de toda inspiración espiritual y comprensión.  Y la Mente es el Amor divino que imparte sólo pensamientos espirituales, puros y buenos.

A través de nuestra oración podemos acceder cada día a vislumbres más claras de la realidad armoniosa que Dios ha creado.

La Biblia contiene muchos ejemplos de personas que al enfrentar diversas situaciones, oraron a solas y se volvieron a Dios, para escuchar la voz divina y siguieron Su dirección. Al ceder el temor en su pensamiento, lograban tener calma, seguridad  y dominio.

Tenemos por ejemplo el caso de Jacob, que luchó con su propio pensamiento erróneo y venció, y esto le permitió luego lograr la paz y reconciliación con su hermano Esaú. (Gen.32: 24- 33:4). Y también está Jonás, que en su extrema angustia y desesperación, pudo cambiar su rumbo desobediente y tener la visión espiritual que le salvó su vida y que le permitió predicar la palabra de Dios y salvar una ciudad (véase Jonás 1-10).

Sin duda, Cristo Jesús fue el que mejor comprendió la salvación que podemos alcanzar. Él nos enseñó la importancia de orar y expresar gratitud, en pensamiento y acción. La Biblia dice claramente que antes de alimentar a una multitud con unos pocos panes y peces, primero agradeció a Dios (véase Juan 6: 5-14). También alzó los ojos a lo alto y agradeció a Dios antes de resucitar a Lázaro de la muerte (véase Juan 11: 41-44). Y caminó sobre el mar luego de haber orado a solas (véase Marcos 6: 45-51).

En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy escribe: “La intercomunicación es siempre de Dios hacia Su idea, el hombre” (pág. 284). Para escuchar espiritualmente, no se requiere de instrucción intelectual. De hecho, la Sra. Eddy dice que los estudiantes no necesitan ninguna pericia intelectual para entender esta Ciencia, sino valores morales para comprender la Ciencia divina (véase Ciencia y Salud, pág. x). Es decir, que lo primordial es tener un corazón limpio, ser agradecidos a Dios, y tener el deseo sincero de comprenderlo espiritualmente.

He hallado que al cumplir nuestras actividades normales, es bueno buscar momentos de retiro durante los cuales podamos “limpiar” nuestro pensamiento de todo lo que no es correcto y se presenta ante nosotros para que lo aceptemos. Cristo Jesús enseñó, “cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto…” (Mateo 6: 6). 

La Sra. Eddy escribe: “Para entrar en el corazón de la oración, la puerta de los sentidos que yerran tiene que estar cerrada. Los labios deben estar mudos y el materialismo silencioso, para que el hombre pueda tener audiencia con el Espíritu, el Principio divino, el Amor, que destruye todo error. Para orar correctamente, debemos entrar en el aposento y cerrar la puerta. Debemos cerrar los labios y silenciar los sentidos materiales”. Y después agrega: “Los cristianos se regocijan en belleza y abundancia secretas, ocultas para el mundo, pero conocidas de Dios”. (Ciencia y Salud, pág. 15).

A través de nuestra oración podemos acceder cada día a vislumbres más claras de la realidad armoniosa que Dios ha creado y que ocupa todo el espacio.

Podemos comenzar hoy a orar para silenciar el constante parloteo de la mente mortal, y poder escuchar cada vez más claramente a la voz divina, a la verdad que habla en nuestra consciencia.

Apartándonos del ruido del mundo y su interminable desfile de creencias humanas, pedimos diariamente a la Mente infinita que nos revele más de la realidad espiritual. Entonces podemos llevar a cabo nuestras actividades con mayor inspiración y armonía, motivados por la alegría que vamos encontrando, al descubrir la perfección que llena el universo de Dios.

Original en Español 

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