Queridos miembros de La Iglesia Madre:
Es un privilegio especial, como la primera australiana Presidente de La Iglesia Madre, escribirles y expresarles toda nuestra gratitud y amor. Mi nombramiento no solo reconoce el Movimiento australiano, sino también el cariñoso abrazo de La Iglesia Madre por el mundo entero. El poder de este amor vence “la tiranía de la distancia” y nos une a todos en nuestro amor por Dios y por la revelación de la Ciencia Cristiana.
Este año se cumple el 150º aniversario del descubrimiento de la Ciencia Cristiana por Mary Baker Eddy. Luego de este suceso memorable, se presentó el desafío igualmente importante de comunicar al mundo el significado pleno de su descubrimiento. Ella escribe: “Cuando Dios llamó a la autora para proclamar Su Evangelio a esta época, también vino el encargo de plantar y regar Su viña” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. xi). ¡Qué tarea tenía ella por delante! La prueba de que cumplió con su deber para con Dios y para con su prójimo, yace en la continua existencia no solo de La Iglesia Madre, sino de sus iglesias filiales alrededor del mundo.
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