Queridos miembros de La Iglesia Madre:
Es un privilegio especial, como la primera australiana Presidente de La Iglesia Madre, escribirles y expresarles toda nuestra gratitud y amor. Mi nombramiento no solo reconoce el Movimiento australiano, sino también el cariñoso abrazo de La Iglesia Madre por el mundo entero. El poder de este amor vence “la tiranía de la distancia” y nos une a todos en nuestro amor por Dios y por la revelación de la Ciencia Cristiana.
Este año se cumple el 150º aniversario del descubrimiento de la Ciencia Cristiana por Mary Baker Eddy. Luego de este suceso memorable, se presentó el desafío igualmente importante de comunicar al mundo el significado pleno de su descubrimiento. Ella escribe: “Cuando Dios llamó a la autora para proclamar Su Evangelio a esta época, también vino el encargo de plantar y regar Su viña” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. xi). ¡Qué tarea tenía ella por delante! La prueba de que cumplió con su deber para con Dios y para con su prójimo, yace en la continua existencia no solo de La Iglesia Madre, sino de sus iglesias filiales alrededor del mundo.
Manual de la Iglesia
Artículo VIII, Sección 13:
Todo miembro de La Iglesia Madre pagará anualmente una capitación no menor de un dólar, que deberá enviar cada año al Tesorero de la Iglesia.
—Mary Baker Eddy
La curación es la clave del alcance universal de esta Iglesia, que tiene el designio de satisfacer las necesidades del mundo. Cada uno de sus miembros es indispensable para la continuación de su misión sanadora. No importa dónde estén sirviendo a la Causa de la Ciencia Cristiana, ya sea en una iglesia filial, en una sociedad de la Ciencia Cristiana, o incluso siendo un miembro solo que no puede asistir a una iglesia, la expresión universal del amor de La Iglesia Madre está presente dondequiera que ustedes estén. Ningún miembro tiene que sentirse solo en esta gran tarea de llevar la luz del Cristo a la humanidad.
A medida que cada miembro nutre esa luz dentro de su propia consciencia, bendice, unifica y fortalece a La Iglesia Madre, así como a sus filiales. Esta consciencia iluminada, llena de amor y que arde con el entendimiento de la totalidad de Dios y la relación indestructible que el hombre tiene con Él, es el poder sanador de este movimiento mundial.
Estamos muy agradecidos por sus contribuciones financieras de este año. Gracias a su generosidad, las actividades fundamentales establecidas en el Manual de la Iglesia, tales como la capacitación y preparación de maestros y conferenciantes de la Ciencia Cristiana, la publicación y traducción de los escritos de Mary Baker Eddy, y sus suscripciones a las Lecciones Bíblicas, al Christian Science Journal, Sentinel, Heraldo y Monitor, están cumpliendo “el encargo de plantar y regar Su viña”.
Este nuevo año nos da la oportunidad de celebrar juntos la luz que el descubrimiento de Mary Baker Eddy ha traído a nuestras vidas y al mundo. Por medio del amor que sentimos los unos por los otros y por la humanidad, continuamos construyendo sobre el fundamento de la curación-Cristo que ella explicó y demostró tan claramente para esta época.
Con afecto y gratitud,
Beverley Beddoes-Mills, presidente
