“Podrían presentarse miles de cartas como testimonios de la eficacia sanadora de la Ciencia Cristiana y particularmente en lo que concierne al gran número de personas que han sido reformadas y sanadas por medio de la lectura cuidadosa o el estudio de este libro” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 600).
Cuando conocí la Ciencia Cristiana, me encantaba leer su libro de texto, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. Alguien me lo había dado porque yo estaba enfrentando muchos problemas. Absorbía cada palabra que leía en este libro. Cuando llegué al último capítulo, leí muchos testimonios de curaciones las cuales, como había leído en los comentarios al inicio del capítulo, habían sido logradas únicamente mediante la lectura del libro de texto. Esto me pareció sorprendente y maravilloso. Mucha gente ha experimentado “la eficacia sanadora de la Ciencia Cristiana”, simplemente mediante la lectura y el estudio del libro de texto. No solo sus vidas fueron transformadas, sino que también fueron liberados y sanados permanentemente de varias enfermedades, dolencias que a veces habían sido diagnosticadas como crónicas, incurables o mortales.
A lo largo de los años mis pensamientos volvieron una y otra vez a estas curaciones registradas en el libro de texto. Deseaba fervientemente encontrar el tiempo y la quietud para dedicarme a leer y estudiar con tranquilidad y calma. En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy hace referencia a cuando ella se apartó por algún tiempo para estudiar la Biblia: “Durante tres años después de mi descubrimiento, busqué la solución de este problema de la curación-Mente, escudriñé las Escrituras y leí pocas otras cosas,…. La búsqueda fue dulce, calma, y animada con la esperanza, no egoísta ni deprimente” (pág. 109).
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