Por más obstinada que parezca ser una dolencia, podemos superar cualquier tribulación y salir victoriosos, cuando nos apoyamos en la oración científica y nos aferramos firmemente a la Verdad.
Durante dos años había sufrido de malaria, también tosía mucho, y en general no me sentía bien. Cuando tenía que comer, no podía tragar; solo podía tomar jugo de frutas y comer un pedazo de pan cada vez. Yo estaba orando, pero como la enfermedad parecía persistir y tardaba en irse, llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana en busca de ayuda, y le pedí que me apoyara con la oración.
Yo había decidido no renunciar a mi puesto como director del canto de himnos en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Y como se acercaba la temporada de conferencias de la Ciencia Cristiana en mi área, también decidí no perderme ni una sola de ellas.
Después de escuchar la segunda conferencia, cuyo tema era “La oración científica sana”, me vino la idea de leer juntamente la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, aparte de leer pasajes de esos libros en la Lección Bíblica semanal de la Ciencia Cristiana que estudio todos los días. De modo que empecé a leer el Nuevo Testamento, comenzando con el Evangelio según Mateo; y respecto a Ciencia y Salud, decidí leer todo el libro.
En menos de un mes después de empezar este estudio especial, las llamadas dolencias, que parecían ser tan abrumadoras, simplemente desaparecieron. Ya han pasado cinco años desde que sané, y esas dolencias nunca regresaron.
Por esta curación, y por tantas otras que he tenido con la comprensión y la práctica de la Ciencia Cristiana, agradezco a nuestro Padre-Madre Dios por Su infinito cuidado, a Cristo Jesús, nuestro Maestro, quien nos mostró cómo vivir a diario nuestra unidad con Dios. También estoy muy agradecido al practicista por el amoroso apoyo que me brindó con la oración.
Zephyrin Mayola Mavakala, Brazzaville
