Por más obstinada que parezca ser una dolencia, podemos superar cualquier tribulación y salir victoriosos, cuando nos apoyamos en la oración científica y nos aferramos firmemente a la Verdad.
Durante dos años había sufrido de malaria, también tosía mucho, y en general no me sentía bien. Cuando tenía que comer, no podía tragar; solo podía tomar jugo de frutas y comer un pedazo de pan cada vez. Yo estaba orando, pero como la enfermedad parecía persistir y tardaba en irse, llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana en busca de ayuda, y le pedí que me apoyara con la oración.
Yo había decidido no renunciar a mi puesto como director del canto de himnos en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Y como se acercaba la temporada de conferencias de la Ciencia Cristiana en mi área, también decidí no perderme ni una sola de ellas.