La Pascua tiene dos aspectos que se pueden aplicar a la vida de cada uno de nosotros: la resurrección y la renovación espiritual.
La resurrección se produce dentro de nosotros mismos. Es ese renacer, ese cambio espiritual que se produce en nuestro propio corazón. Es el toque del Cristo que nos ayuda a cambiar nuestro entendimiento, nuestra manera de pensar, porque nos ayuda a identificarnos con Dios, a percibir que realmente somos Sus hijos amados, y a comprender que nuestra única identidad es espiritual, y vivimos constantemente en Dios.
Cristo Jesús nos demostró con su resurrección y ascensión que la muerte no tiene poder sobre el Hijo amado de Dios, porque la Vida es Dios. El Maestro anunció con sus obras la inmortalidad del hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
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