En julio de 2005, mi familia había planeado ir de viaje a Gran Bretaña, y hacía meses que estábamos esperando que llegara el momento. No obstante, días antes de nuestra partida, hubo una serie coordinada de atentados terroristas suicidas, en el centro de Londres, dirigidos a los civiles que usan el principal sistema de transporte público, el Metro de Londres. Cincuenta y dos civiles fueron asesinados, y más de setecientos fueron heridos en los ataques. Nuestros corazones abrazaron a toda la familia global, y estuvimos orando profundamente por todas las personas envueltas en este suceso.
Nuestra extensa familia estaba sumamente preocupada por la seguridad del viaje, e insistían seriamente en que debíamos cancelar nuestros planes. Mi esposo y yo no queríamos ser obstinados o imprudentes. Decidimos orar, ya que siempre ha sido natural para nosotros orar juntos cuando tomamos decisiones, y escuchar para recibir las indicaciones de nuestro Padre-Madre Dios, el Amor divino.
La Biblia nos asegura acerca del amor y el cuidado protector de Dios. Uno de mis versículos preferidos dice: “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad” (Salmos 91:4). Y hay muchos ejemplos en la Biblia de aquellos que sintieron el amparo del Amor divino, entre ellos, Eliseo que pudo percibir la protección de Dios, que lo envuelve todo, cuando un ejército había rodeado su ciudad para capturarlo (véase 2º Reyes 6:17).
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