A todos nos gustaría liberarnos de los sufrimientos propios de la materia. Cristo Jesús, a quien Dios envió porque “de tal manera amó Dios al mundo”, demostró que es realmente posible demostrar esta liberación. Hoy, la Ciencia Cristiana reitera sus enseñanzas y muestra la curación física, moral y mental que podemos alcanzar, al comprender la supremacía y armonía del Espíritu, Dios.
A lo largo de las décadas, muchos han sido bendecidos con la curación en la Ciencia Cristina, incluido yo. Sin embargo, aun para aquellos que han sido sanados, la materialidad puede parecer tangible y real para los sentidos físicos, una realidad que se opone al reino del Espíritu. Nuestro consentimiento a esta aparente realidad de las condiciones físicas, obstaculiza la curación espiritual. De modo que, aunque nos regocijamos por cada curación en la Ciencia Cristiana, todavía persiste la necesidad de continuar creciendo espiritualmente.
En la Biblia, el Apóstol Pablo dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). La curación es la prueba de la buena y perfecta voluntad de Dios para con nosotros, la armonía del Espíritu expresada eternamente en su descendencia. La transformación espiritual de nuestros pensamientos es el medio por el cual encontramos curación.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!