Encontré la Ciencia Cristiana hace más de cuatro años. -¡Por fin! Es lo que inmediatamente pronuncié después de comenzar a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, el libro de texto de la Ciencia Cristiana, escrito por Mary Baker Eddy, Fundadora de la Iglesia de Cristo, Científico. El sentimiento de realización que obtuve de las enseñanzas de esta Ciencia nunca me ha dejado.
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7, 8). La promesa contenida en estas palabras de la Escritura se cumplió en la larga travesía que me llevó a la Ciencia Cristiana.
Siempre he creído en Dios y en la posibilidad de ser sanado por medio de la oración. Y he sido testigo de los beneficios de mi confianza en Dios. Pero en cierto momento, mi vida se volvió miserable en varios aspectos, y resolví pedirle a Dios, de una manera mejor que antes, que me mostrara el verdadero camino que me permitiría acercarme a Él. Después de más de tres semanas de oración ferviente de rodillas, la respuesta vino. Y esta respuesta fue la Ciencia Cristiana.
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