Las épocas difíciles de la infancia, el drama de la adolescencia, el llamado “síndrome del nido vacío”; ¿estas etiquetas son las mejores para definir las oportunidades que tenemos para crecer como padres? El mundo con frecuencia pinta una imagen sombría o aterradora de la paternidad. Pero las verdades enseñadas en la Ciencia Cristiana y practicadas diariamente nos elevan a un lugar donde sentimos que la Vida divina, la Verdad y el Amor delicadamente nos guían —así como guían a nuestros niños— con paciencia, gratitud, gozo y bendición.
A través de los años, mucha gente ha dado por hecho que debo saber mucho sobre cómo ser madre porque tengo cuatro hijos. Pero aún así, a menudo he sentido que solo estuve dando un paso a la vez, sin estar siempre segura de saber hacia dónde dirigirme o si estaba haciendo lo correcto. Pero hace poco se me presentó una oportunidad de orar en profundidad acerca de lo que significa la maternidad. Esta oración me ha bendecido a mí, a mi familia y a mis amigas que buscaban sentir la presencia sanadora de Dios en su rol como madres.
Vi con más claridad que nunca cómo la totalidad de la Vida, la omnipotencia de la Verdad y la eterna presencia del Amor traen libertad a nuestra paternidad.
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