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Original Web

El remedio perfecto

Del número de mayo de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 3 de enero de 2022 como original para la Web.


Una noche me preocupé cuando sentí la garganta áspera y dolorida. Al principio, pensé que tal vez una taza de té caliente con limón podría ayudar, pero entonces recordé de mi estudio de la Ciencia Cristiana que el mejor remedio siempre es recurrir a Dios, nuestra verdadera fuente de salud y ser.

Me volví a Dios en oración, pensando en los sinónimos, o nombres, para Dios que la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, encontró en la Biblia, como Mente, Alma, Espíritu, Vida, Verdad, Amor. Entonces comencé a darme tratamiento de la Ciencia Cristiana como había aprendido a hacer en un curso de dos semanas sobre la Ciencia Cristiana y su método de curación.

Esta Ciencia, que se basa en las enseñanzas de Cristo Jesús, nos muestra que todos somos uno con nuestro Padre-Madre Dios, nuestra fuente divina. Así que comencé a pensar en esa unidad, razonando que yo era una con el Principio divino (otro sinónimo de Dios usado en la Ciencia Cristiana), y que el Principio era absolutamente la única ley que me gobernaba. Debido a que el Principio es bueno, el Principio jamás permitiría ningún tipo de dolencia en su reino.

Cuando pensé en el sinónimo Verdad, comprendí que yo era una con la Verdad y que la Verdad solo estaba consciente de lo que era realmente cierto acerca de mí como su manifestación. También me quedó claro que la Verdad es el antídoto para el error, o las creencias equivocadas. Entonces razoné que yo era una con la Mente, que sólo había una Mente o inteligencia, y que me estaba dando las ideas correctas y necesarias para traer curación. Además, como reflejo del Alma, yo era una con la pureza y bondad del Alma.

También reclamé mi unidad con el Espíritu, que es el bien ilimitado, y recordé que “el Espíritu y sus formaciones son las únicas realidades del ser” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 264).

Continuando de esta manera, razoné que yo era una con la Vida divina y que solo la actividad correcta estaba sucediendo en cada faceta de mi existencia. Finalmente, afirmé que yo era una con el Amor, que satisface todas nuestras necesidades, grandes o pequeñas. El Amor nunca es abrasivo y no estaba causando ninguna dificultad en mi experiencia.

Afirmando mi unidad con mi creador y mi inseparabilidad del cuidado amoroso de mi divino Progenitor, pronto descubrí que ya no había ninguna sensación de dolor en mi garganta.

La Sra. Eddy explica: “El remedio es la verdad, no la materia, la verdad de que la enfermedad es irreal(Ciencia y Salud, pág. 229). Hasta una vislumbre de esta profunda verdad puede sanar.

Estoy sinceramente agradecida por la Ciencia Cristiana —la Ciencia demostrable y práctica del ser— el remedio perfecto, que realmente puede sanar todo mal para toda la humanidad.

Anne Holway Higgins
West Wareham, Massachusetts, EE.UU.

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