En preparación para una próxima conferencia de la Ciencia Cristiana, un miembro del Cuerpo de Conferenciantes de la Ciencia Cristiana invitó a una pequeña iglesia a orar juntos sobre algo en su comunidad que necesitaba curación.
Una zona avícola cercana había sido azotada por la gripe aviar, y los miembros de la iglesia sabían que querían orar por ello. Sus oraciones fueron fortalecidas por la demanda de curación y por la comprensión de que, juntos, tenían algo único con lo que contribuir a la solución.
En un plazo de 48 horas, desde que los miembros de la iglesia comenzaron a orar, las granjas y la industria ya estaban volviendo a la normalidad. Los funcionarios de la ciudad expresaron su sorpresa por el rápido cambio radical y los informes de prensa confirmaron que el problema había cesado. Los miembros estaban algo asombrados por el poder de sus oraciones. Apreciaron de una manera renovada el lugar que su iglesia ocupaba en la comunidad. Y su experiencia mostró algo del gran potencial de la preparación para la conferencia.