En el año 1866 nuestra venerada Guía, Mary Baker Eddy, descubrió la Ciencia Cristiana. Esta Ciencia revela la gran verdad de que el Espíritu es Todo-en-todo, y que la materia o mente mortal no es más que una creencia mortal falsa. Desde aquella época, los Científicos Cristianos han tenido muchas pruebas de que esta verdad está leudando el pensamiento humano. En lugar de considerar que la materia es algo que existe objetivamente fuera de la consciencia, destacados físicos ahora reconocen que la materia es un estado subjetivo de la consciencia. En realidad, como enseña la Ciencia Cristiana, la materia es otro nombre para la mente mortal.
Si creemos que la materia es real, nuestro trabajo de curación parecerá difícil, si no imposible. Si aceptamos la creencia de que hay un cuerpo material que necesita ser sanado, o que hay alguna dificultad orgánica o crecimiento material que necesita ser corregido, puede que tengamos poco éxito en la curación. Necesitamos reconocer que la enfermedad es totalmente mental. Una simple ilustración puede ayudar a aclarar este punto. El pesar, un estado totalmente mental, hace que fluyan lágrimas de los ojos. Ningún remedio material sería eficaz para detener las lágrimas, pero un cambio en el pensamiento que sane el pesar las detendría. En este caso, se puede ver fácilmente que el problema es mental y es sanado con el pensamiento correcto. El sentido físico del cuerpo es la manifestación del pensamiento material, y la enfermedad no es más que una creencia falsa. La comprensión espiritual que se revela eternamente es eficaz para sanar toda fase de una enfermedad.
Mary Baker Eddy escribe en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos, y cambia los objetos del sentido por las ideas del Alma” (pág. 269). Es decir, explica que las cosas son pensamientos y sustituye los objetos de los sentidos por las ideas del Alma. Un estudio cuidadoso de esta declaración es muy útil para resolver nuestros problemas.
Explicar que las cosas son pensamientos es reconocer que los objetos materiales son primordialmente mentales. Son conceptos humanos limitados. Esto quiere decir que en nuestra actividad diaria estamos lidiando con pensamientos, no con cosas. Comprender esto es tener dominio, porque demuestra que controlamos nuestro ambiente mediante la forma de pensar correcta. Demuestra que el concepto que tenemos de alguna cosa es lo que es, y que si a alguien no le gusta este concepto lo único que tiene que hacer es sustituirlo por el conocimiento correcto. Explicar que las cosas son pensamientos en cualquier caso —ya sea uno de enfermedad o cualquier otra discordancia— es considerar el caso desde el punto de vista mental, y esto nos permite manejarlo científicamente. Por ejemplo, la enfermedad, cuando la reducimos a los elementos del pensamiento que parecen producirla, puede ser inducida por el temor, la venganza, el egoísmo, el odio, o alguna fase de creencia en la vida e inteligencia en la materia. Lo que se necesita es reemplazar estas creencias erróneas con pensamientos de pureza, amor desinteresado y comprensión espiritual.
Podemos aprender una lección útil de la experiencia que tuvo una mujer que estaba sufriendo de una enfermedad crónica. Ella estaba empeorando gradualmente, y aparentemente no lograba obtener ayuda con el trabajo de los practicistas que había consultado. Finalmente, otro practicista tomó el caso y descubrió que ella sentía resentimiento porque pensaba que los Científicos Cristianos le daban demasiada importancia a la Sra. Eddy. Esta era la actitud mental que necesitaba ser sanada. Por lo tanto, la Científica habló con esta mujer acerca nuestra venerada Guía, contándole acerca de la gran obra de la Sra. Eddy, y cuánto le debe el mundo por haber establecido el movimiento de la Ciencia Cristiana. Al término de la conversación, la mujer tenía un nuevo concepto acerca de nuestra Guía. El pensamiento correcto había reemplazado el concepto equivocado, y este cambio de pensamiento produjo la curación.
Explicar que las cosas son pensamientos es el primer paso en el proceso metafísico indicado en las palabras de nuestra Guía que estamos considerando. Para completar el trabajo debemos sustituir los objetos de los sentidos por las ideas del Alma. Sustituir quiere decir “abandonar o renunciar a una condición, experiencia o posesión, y adoptar otra”. Los pensamientos carnales nunca se traducen en ideas de la Mente divina. Es necesario echarlos fuera, destruirlos, y reemplazarlos por “las ideas del Alma”, Dios, que son las únicas ideas reales y buenas.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy muestra cómo las palabras pueden ser interpretadas espiritualmente. La palabra “serpiente”, por lo general, se asocia con aquello que es sutil, malo y repulsivo. La serpiente es usada en la Biblia para personificar el mal, y los celos, el odio, la animalidad y la venganza son pensamientos mortales serpentinos. Estos elementos de la mente mortal deben dar lugar a la pureza, la mansedumbre y el amor. Nuestra Guía escribe: “La serpiente creada por Dios no es ni astuta ni venenosa, sino que es una idea sabia, encantadora en su destreza, pues las ideas del Amor están sujetas a la Mente que las forma, al poder que cambia a la serpiente en una vara” (Ibíd, pág. 515). Sustituir los objetos de los sentidos por las ideas del Alma, trae verdadera felicidad, así como salud, puesto que estas ideas son hermosas, buenas y sumamente satisfactorias.
Explicar que las cosas son pensamientos revela la verdad de que el hombre, la expresión de la Mente, no está compuesto de elementos materiales, sino de ideas espirituales. El universo verdadero no está compuesto de cosas materiales; es puramente espiritual. Hablando de la creación de Dios, nuestra Guía escribe: “Esta creación consiste en el desarrollo de ideas espirituales y sus identidades, las cuales están abrazadas en la Mente infinita y para siempre reflejadas” (Ibíd, págs. 502, 503). El universo y el hombre materiales son solo conceptos mortales falsos. Mediante la espiritualización del pensamiento dejamos atrás estos conceptos falsos, y obtenemos el verdadero concepto del hombre y el universo como la perfecta idea de Dios, el Espíritu. En las palabras de Pablo: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos” (Romanos 11:36).
Los hijos de Dios son inmortales, y expresan individualidad e identidad espirituales. Reflejan la sustancia indestructible, la belleza inmarcesible, la Vida que jamás termina, la inteligencia que jamás decae. Comprendemos esto cada vez más a medida que sustituimos en nuestro pensamiento los objetos de los sentidos por las ideas del Alma. Este cambio significa verdadero progreso. Quiere decir que estamos construyendo sobre la roca, el Cristo, la Verdad. Significa verdadera felicidad, puesto que entraña dejar de lado lo falso y temporal por lo real y eterno, dejar la discordancia y el descontento, por la armonía y la paz, echar fuera las cargas de la tierra por las alegrías del cielo.