Ella se preocupó cuando sintió su garganta áspera y dolorida. Pero oró reconociendo que sólo la actividad correcta estaba sucediendo en cada faceta de su existencia. También afirmó su unidad con Dios, y pronto descubrió que ya no había ninguna sensación de dolor en su garganta.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!