Una noche me preocupé cuando sentí la garganta áspera y dolorida. Al principio, pensé que tal vez una taza de té caliente con limón podría ayudar, pero entonces recordé de mi estudio de la Ciencia Cristiana que el mejor remedio siempre es recurrir a Dios, nuestra verdadera fuente de salud y ser.
Me volví a Dios en oración, pensando en los sinónimos, o nombres, para Dios que la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, encontró en la Biblia, como Mente, Alma, Espíritu, Vida, Verdad, Amor. Entonces comencé a darme tratamiento de la Ciencia Cristiana como había aprendido a hacer en un curso de dos semanas sobre la Ciencia Cristiana y su método de curación.
Esta Ciencia, que se basa en las enseñanzas de Cristo Jesús, nos muestra que todos somos uno con nuestro Padre-Madre Dios, nuestra fuente divina. Así que comencé a pensar en esa unidad, razonando que yo era una con el Principio divino (otro sinónimo de Dios usado en la Ciencia Cristiana), y que el Principio era absolutamente la única ley que me gobernaba. Debido a que el Principio es bueno, el Principio jamás permitiría ningún tipo de dolencia en su reino.
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