En un momento en que el mercado laboral era difícil, yo estaba desempleada y lo había estado durante algún tiempo. No solo me sentía desanimada, sino que también estaba celosa cada vez que escuchaba que alguien más había podido encontrar trabajo.
Un día, al volverme a Dios en oración, me vino al pensamiento la historia de Jacob. La Biblia nos dice que cuando Jacob estaba solo y preocupado, luchó con un ángel y se negó a dejarlo ir hasta que lo bendijo (véase Génesis 32:24-30).
Me di cuenta de que tenía que tomar una decisión: ¿Iba a dejar que una perspectiva limitada y material de la situación laboral me abatiera con desaliento, celos y autocompasión, o iba a adoptar una perspectiva espiritual y confiar en que Dios satisface abundantemente todas las necesidades? Decidí ponerme del lado de Dios y no soltar Sus mensajes angelicales hasta que me sintiera segura de la presencia divina y el cuidado amoroso de Dios por mí.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!