Considerar en silencio la instrucción de Jesús, “Sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16), puede restaurar la paz en situaciones que han parecido perturbadoras. Puede ayudar a eliminar la voluntad o la condena propias que interrumpirían nuestra merecida armonía. No siempre es fácil hacer esto en medio de una situación acalorada, pero he descubierto que uno siempre puede volver y rever el caso.
La Ciencia Cristiana enseña que la ley de Dios, el Amor divino, es suprema. En realidad, nos gobierna a todos, todo el tiempo. Reconocer esto al orar nos permite ver y experimentar la armonía eterna del Amor, el Principio divino.
La primavera pasada, el gobernador de nuestro estado abrió los parques estatales de forma gratuita durante la pandemia. Mi familia y yo siempre habíamos comprado pases para los senderos a fin de usarlos para ciclismo de montaña. Se habían convertido en un santuario para mí, y me molestó la repentina afluencia de personas que no vivían en la ciudad y caminaban por los senderos gratuitamente, muchas de las cuales parecían ignorar el protocolo adecuado del lugar, tal como empacar su propia basura.
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