Siento profundo agradecimiento a Dios por la Ciencia Cristiana porque, por medio del estudio de la Biblia y el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, escrito por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, mi familia y yo hemos sido bendecidos.
Quiero compartir con ustedes una hermosa experiencia que tuve cuando estaba embarazada de mi tercer hijo. Para cumplir con las leyes de nuestro país sobre el parto, debí someterme a un examen médico. Estaba ya en el cuarto mes de gestación. Según el médico que me examinó, se estaba desarrollando un fibroma junto con el feto, lo que lo ponía en peligro. Este diagnóstico me asustó mucho, pero gracias a Dios mi esposo se mantuvo sereno. Con mi consentimiento le pidió ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana: alguien que está en la práctica pública de curación mediante la oración únicamente, tal como Jesús sanaba.
Acordamos una entrevista, y el practicista calmó mi temor y fortaleció mi esperanza. Me recomendó que leyera este versículo de la Biblia: “Yo que hago dar a luz ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios” (Isaías 66:9). También me refirió a esta frase de Ciencia y Salud: “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (pág. 463). Al estudiar estas citas me sentí confiada en Dios, en paz y segura.