Para niños
“¿Cuánto me ama Dios?”, le pregunté a mi mamá un día que paseábamos por la playa. “Más que todos estos granos de arena, más que la profundidad de los océanos”.
Si subieras hasta la cima de una montaña cubierta de nieve, y te escondieras bajo las alas doradas de un águila, el Amor estaría ahí, porque Dios está en todas partes. Si caminaras en lo profundo de un verde bosque tropical y navegaras río abajo en la espalda de un cocodrilo, el Amor cuidaría de ti, porque Dios siempre está contigo.
A veces despierto de noche Y me quedo en la cama Sin poder leer, en la oscuridad Entonces me pongo a pensar Y recuerdo algo Súper genial Que me enseñó mi maestro De la Escuela Dominical Coro: ¡Atrapa un ángel! Lo puedes hacer. Son pensamientos puros De Dios, que es el bien No precisas una red Ni un guante de beisbol Para atraparlos sólo tienes Que abrir tu mente al Amor Cuando te sientes protegido Cuando expresas amor Cuando estás bien y feliz Seguro un ángel acabas de atrapar Coro Atrapa un ángel.
A Fletcher le encantan los himnos porque lo ayudan a sentirse cerca de Dios, y siente que Dios está con él. Cantando un querido himno superó el miedo a andar por unos senderos llenos de baches en bicicleta.
Cuando Charlie no pudo salir a jugar con sus amigos debido a la pandemia, su abuela lo invitó a salir en una aventura espiritual. La aventura divina lo llevó a nuevos lugares en sus pensamientos donde nunca antes había estado. ¡Y eso fue realmente divertido!
Esta autora explica cómo ser portera a la puerta de su pensamiento la ayudó a superar el dolor cuando un querido amigo falleció. “¿Te gustaría ser un buen portero también?”
Cada hora de cada día puedes pensar en Dios de muchas maneras. Dios está ahí para ti; el Amor está ahí para todos porque Dios está en todas partes, ¡las 24 horas, los 7 días de la semana!
Una mañana Anna se despertó con dolor de estómago. Oró con su mamá reconociendo que el amor de Dios le iba a sanar. La curación fue completa.
Cuando su equipo de baloncesto estaba perdiendo estrepitosamente durante un partido, Audrey sintió la necesidad de orar sabiendo que Dios estaba con ella y sus compañeras de equipo, otorgando a todas las cualidades que necesitaban para dar lo mejor de sí mismas. Su experiencia le demostró que siempre puede escuchar y confiar en Dios.
Cuando Meg se lastimó el pie, oró reconociendo que el amor de Dios no cambia y siempre mantiene a todos a salvo. Ella está agradecida por esta curación que le permitió realizar todas las actividades planeadas en el campamento.