
Para niños
Más tarde ese día, tuve la idea de que podría volver a tener dolor de estómago, pero recordé que solo debía escuchar a Dios y Sus buenos pensamientos.
Cada vez que pensaba en mi caballo, me aseguraba de pensar de la manera correcta. En lugar de preocuparme —de tener pensamientos de temor— pensaba en que él era la creación espiritual de Dios.
Orar puede ayudarnos a escuchar los buenos pensamientos que siempre vienen de Dios, y esos pensamientos nos sanan.
Los nombres de Dios nos ayudan a conocerlo mejor. Entonces podemos sentir a nuestro Padre-Madre Dios con nosotros siempre.
Sentí algo especial ese día, al darme cuenta de que las oraciones de mi madre habían marcado la diferencia. Dios dice en la Biblia: “No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 41:10).
¿Qué pasó con esas lágrimas nocturnas? Se habían ido. Cada noche, antes de quedarse dormida, Sissy estaba ocupada agradeciendo a Dios por darle un día feliz y lleno de amor.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, he aprendido que el amor de Dios está en todas partes y que siempre estoy en Sus brazos amorosos.
Había aprendido en la Ciencia Cristiana que Dios es el Padre-Madre amoroso de todos nosotros. Y puesto que Dios es infinito, está en todas partes.
Miranda le dio gracias a Dios. Estaba agradecida de saber más acerca de cuánto ama Dios a Su creación.
También sé que estoy rodeada por el amor de Dios y que Él me creó perfecta. No hay lugar para la enfermedad, puesto que yo soy perfecta y me aman perfectamente.