
Relatos de curación
A través de mi estudio de la Ciencia Cristiana, he llegado a comprender que podemos reconocer y estar de acuerdo con la realidad espiritual de la existencia eternamente armoniosa, aun cuando la imagen física en este momento sea de enfermedad.
Al llegar a la cima de una montaña, alcancé a ver un pico prominente con un hermoso lago debajo. Con lágrimas de gratitud corriendo por mis mejillas, di gracias a Dios por Su infinita belleza.
Respiré profundo. Mientras le indicaba al niño que se quedara conmigo, mentalmente afirmaba que todo es en realidad la manifestación de Dios. Fue entonces que, sin mayor esfuerzo, la corriente nos empujó hacia el otro lado de la playa.
Me dirigí a Dios en oración para comprender mi verdadera naturaleza como hijo de Dios: espiritual, permanente y pura siempre, incluso en ese momento.
Oré para comprender mejor y sentir más que Dios y Su amor son la única realidad. Razoné que Dios no crearía una enfermedad ni permitiría la existencia de nada que pudiera dañar a Sus hijos, y esto me ayudó a estar menos impresionado por los síntomas.
Saber que Dios es la única autoridad a la que necesito consultar sobre mi bienestar me mantiene en el camino correcto para comprender quién soy realmente como hija amada de Dios y que solo el cuidado amoroso de Dios tiene un efecto en mí.
Amplié mis oraciones para reconocer que la verdadera visión es espiritual, otorgada por Dios, quien es el Espíritu mismo. Por lo tanto, este sentido espiritual está intacto y no está circunscrito por la materia o lo físico.
Ahora se la verdad que soy hija de Dios, soy Su imagen y semejanza, soy Su reflejo y esto es una liberación.
Me regocijé, porque esta curación representaba el reino de los cielos, el reino de la armonía, lo que entiendo que es la perla de gran precio (véase Mateo 13:45, 46) que no se puede comprar con dinero, sino que se experimenta al estudiar y practicar la Ciencia Cristiana.
Solo necesitaba saber que Dios ya me había hecho perfecta. Descubrí que podía estar infinitamente agradecida por este hecho y confiar en Él con todo mi corazón.