Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, contribuyó grandemente a aclarar el concepto humano respecto al hombre y su relación con su Hacedor, al revelar que el hombre es el reflejo de Dios. Las demostraciones de armonía y salud que invariablemente resultan al comprenderse esta revelación, prueban la falsedad de la creencia humana de que el hombre es una entidad corpórea, que depende de la carne para su vida y que posee una mente propia, por cuyo medio el bien y el mal fluyen y refluyen de acuerdo con el estado de ánimo del individuo.
La palabra "reflejo" se puede decir que tiene dos connotaciones distintas. La primera denota algo que es tributario, algo que tiene fuente, origen o Principio. Es decir, algo que no existe de por sí, que es efecto, jamás causa. La segunda, presenta la idea de una semejanza exacta de su original.
Muchos aspectos espiritualmente iluminadores de la palabra reflejo pueden ser obtenidos por medio del cuidadoso estudio de este vocablo a través de los escritos de Mrs. Eddy. Uno de estos aspectos demuestra que el hombre es la emanación, el producto o la irradiación de la Mente divina, similar en cierto modo a los rayos de energía que emanan de la luz solar. Otro aspecto expone la semejanza exacta del hombre con su Hacedor, comparada por Mrs. Eddy con la de un objeto reflejado en el espejo, en un lago o en la cámara fotográfica.
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