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¡Aferraos!

Del número de julio de 1960 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos años seis jóvenes escandinavos flotaron a través del océano Pacífico en una balsa llamada Kon-Tiki. Es bien sabido que estos hombres llegaron a Polinesia de acuerdo a sus cálculos. El estudiante de la Christian Science halla una analogía entre esta valerosa aventura y la demostración del ser espiritual mediante el estudio y la aplicación de esta religión.

Examinando cuidadosamente el relato de la expedición se revelan ciertos hechos pertinentes. Primeramente, los hombres estaban convencidos por los estudios y las investigaciones llevadas a cabo, que otros habían tenido éxito en proyectos similares; así es que escrupulosamente siguieron las instrucciones que dejaron estos. Segundo, los expedicionarios demostraron a través de todo el proyecto gran iniciativa, confianza y gozo, refutándose de sentirse confundidos, desalentados o llevados a conclusiones erróneas por opiniones humanas, bien intencionadas por cierto, pero mal informadas. Tercero, la balsa los llevó felizmente a través de todas las tempestades y les sirvió de protección contra todos los peligros. Y cuarto, cuando al fin los llevó por encima de lo que parecía un banco de coral impasable, todos fueron salvados, porque obedecieron el mandato: “¡Aferraos!”

La Christian Science explica la eterna unidad del hombre con la Mente divina e infinita, Dios. Nuestro reconocimiento de que Dios es la Mente, el Alma y el Principio del hombre y de toda la creación puede ser comparado con la balsa que usaron los jóvenes. Es fuerte de acuerdo a nuestra convicción y demostración de la unidad espiritual individual e indisoluble con El. El cambio de nuestro punto de vista, de un sentido material de la existencia a uno espiritual del ser verdadero como la imagen de Dios, puede ser considerado como nuestro viaje. La reclamación falsa de un poder opuesto a Dios puede compararse al banco de coral. La Christian Science nos enseña cómo construir la balsa, cómo gozar y sacar provecho del viaje, cómo sobreponerse a cada barrera, cómo “aferrarse.”

Al pensamiento que rehuye seguir un curso invisible al sentido mortal y que se aferra a las conocidas cosas tangibles de la medicina material, a pesar de su incertidumbre, o a los caprichos a la vez dulces y amargos de los métodos y medios humanos para obtener la felicidad y el éxito, nuestra Guía, Mrs. Eddy, le señala la curación y el poder regenerador de la espiritualidad verdadera. Ella escribe en Ciencia y Salud (pág. 99): “Las corrientes serenas y vigorosas de la verdadera espiritualidad, cuyas manifestaciones son la salud, la pureza y la inmolación propia, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que las creencias de la existencia material se reconozcan como una escueta impostura, y el pecado, la enfermedad y la muerte cedan para siempre su lugar a la demostración científica del Espíritu divino y al hombre de Dios, espiritual y perfecto.”

Cristo Jesús fué el explorador más grande en la demostración del ser verdadero que el mundo jamás haya conocido. El enseñó y probó que el ser verdadero es espiritual, el reflejo de la Mente divina, y que el ser verdadero del hombre expresa la bondad eterna y omnipresente de Dios. Mrs. Eddy descubrió las reglas científicas en las cuales se basaban la vida y las enseñanzas de Jesús y se convirtió en uno de los grandes exploradores espirituales para esta era al dar al mundo la Christian Science.

Estudiando los escritos de nuestra Guía conjuntamente con la Biblia aumentamos nuestra comprensión de la idea del Cristo, que motivó las vidas de los primeros exploradores, a los cuales se nos alienta que emulemos. Al aferrarnos al desarrollo del dominio, el poder y la gracia espirituales, en la consciencia, construimos nuestra balsa. No obstante, muy diferente a Kon-Tiki, puede ser lanzada al momento que ha comenzado la construcción; y ésta jamás cesa, puesto que el desarrollo del ser verdadero es infinito y eterno.

Una clase de la Escuela Dominical de la Christian Science aprendió algo acerca del ser espiritual y de la necesidad de aferrarse a la verdad espiritual mediante la evaluación de algunos caracteres de la Biblia.

La vida de estos caracteres bíblicos fué examinada para determinar qué código se había obedecido o desobedecido. Por ejemplo: la amigable reunión de Jacob y Esaú, el hermano del cual se había aprovechado injustamente, fué juzgada como una ilustración de la obediencia a aquella declaración del padrenuestro que dice: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores,” y su interpretación espiritual hallada en Ciencia y Salud (págs. 16, 17): “Y el Amor se refleja en amor.” Al mirar Jacob a su hermano con reverencia había exclamado (Génesis 33:10): “He visto tu rostro, como quien ve el rostro de Dios, y tú te complaciste en mí.”

Esto inspiró a un alumno a perdonar a un compañero de escuela que parecía muy peleador. El hábito de desquitarse fué reemplazado por el perdón científico: en vez de error dió la verdad. Buscando las cualidades de Dios en su amigo y afirmando su presencia en la consciencia aún cuando aparecían escondidas detrás de una falsa actitud reacia, y aferrándose a este modo de pensar, el alumno informó con gozo que la paz había sido restaurada rápidamente. Este modo de estudiar casi infinito suplía a la maestra de la Escuela Dominical con la inspiración necesaria para seguir enseñando a los niños las primeras lecciones, al mismo tiempo que ella recibía otras bendiciones.

Es experiencia común que se establezcan la salud, la armonía y el éxito en la proporción a la comprensión que se tiene de la Christian Science. Es sabio buscar y aceptar cualquier oportunidad que a uno se le presente de aprender más. El estudiante de esta religión descubre que sus reglas y advertencias no han sido compiladas en una lista para ser memorizadas; mas bien están integradas en los escritos de nuestra Guía para ser discernidas de acuerdo al crecimiento espiritual de cada uno. De modo que cada vez que se las lee aumenta el esclarecimiento.

La educación superior o el intelectualismo no es necesario para la comprensión, mas un deseo sincero del bien, ser receptivos como los niños, un propósito único, la confianza y la obediencia son esenciales. Mediante la aplicación conscienzuda de aquello que el estudiante aprende, se aferra y navega sobre la balsa a través de las borrascas del sentido material.

La demostración del ser científico es continua, a pesar de que incluye de vez en cuando tiempos de prueba en los cuales la habilidad del estudiante para probar el poder sanador de la Christian Science es desafiada. En momentos tales el estudiante adquiere nuevo ímpetu derivado de las resonantes palabras de ese valiente explorador cristiano llamado Pablo, quien dijo (I Tesalonicenses 5:21): “Examinadlo todo; retened lo bueno.” No se trata del número de años que hayamos estudiado la Christian Science lo que hace posible la demostración; es mas bien la buena voluntad alerta y a veces valiente de poner en práctica la comprensión que uno posee en el momento del desafío, y luego calmadamente y con fe aferrarse a ella.

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