Hace algunos años seis jóvenes escandinavos flotaron a través del océano Pacífico en una balsa llamada Kon-Tiki. Es bien sabido que estos hombres llegaron a Polinesia de acuerdo a sus cálculos. El estudiante de la Christian Science halla una analogía entre esta valerosa aventura y la demostración del ser espiritual mediante el estudio y la aplicación de esta religión.
Examinando cuidadosamente el relato de la expedición se revelan ciertos hechos pertinentes. Primeramente, los hombres estaban convencidos por los estudios y las investigaciones llevadas a cabo, que otros habían tenido éxito en proyectos similares; así es que escrupulosamente siguieron las instrucciones que dejaron estos. Segundo, los expedicionarios demostraron a través de todo el proyecto gran iniciativa, confianza y gozo, refutándose de sentirse confundidos, desalentados o llevados a conclusiones erróneas por opiniones humanas, bien intencionadas por cierto, pero mal informadas. Tercero, la balsa los llevó felizmente a través de todas las tempestades y les sirvió de protección contra todos los peligros. Y cuarto, cuando al fin los llevó por encima de lo que parecía un banco de coral impasable, todos fueron salvados, porque obedecieron el mandato: “¡Aferraos!”
La Christian Science explica la eterna unidad del hombre con la Mente divina e infinita, Dios. Nuestro reconocimiento de que Dios es la Mente, el Alma y el Principio del hombre y de toda la creación puede ser comparado con la balsa que usaron los jóvenes. Es fuerte de acuerdo a nuestra convicción y demostración de la unidad espiritual individual e indisoluble con El. El cambio de nuestro punto de vista, de un sentido material de la existencia a uno espiritual del ser verdadero como la imagen de Dios, puede ser considerado como nuestro viaje. La reclamación falsa de un poder opuesto a Dios puede compararse al banco de coral. La Christian Science nos enseña cómo construir la balsa, cómo gozar y sacar provecho del viaje, cómo sobreponerse a cada barrera, cómo “aferrarse.”
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