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La atracción espiritual en vez de la compulsión

Del número de julio de 1960 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El amor a Dios es completamente natural para la individualidad verdadera de un niño. Tal como una flor se torna hacia la luz, así también el pensamiento normal de un niño es atraído hacia aquello que apela a su más elevada naturaleza. Todo niño es capaz de absorber la educación espiritual si se le ofrece la oportunidad de hacerlo. No obstante, los padres hallan a veces que un niño aparenta desinteresarse por la Escuela Dominical y resiste todo esfuerzo que se hace por hacerle asistir a ella. De modo que preguntan: “¿Cuál es la solución? ¿Hasta qué punto es correcto usar medidas disciplinarias para obligar al niño a que asista a la Escuela Dominical?” En ciertos casos los padres de jóvenes se sienten tentados a creer que no debiera obligárseles a ir a la Escuela Dominical en vista de que han llegado a la edad en que debería permitírseles hacer sus propias decisiones.

A nadie se le ocurre dudar de si los niños deben ir a la escuela diariamente. Pues tampoco debería dudarse acerca de la asistencia a la Escuela Dominical. Pero como Científicos Cristianos debemos estar seguros que estamos contemplando la situación con la perspectiva correcta. En Ciencia y Salud y en sus otras obras nuestra Guía, Mrs. Eddy, hace énfasis sobre la receptividad natural de los niños a la Verdad. Y en su libro Twelve Years with Mary Baker Eddy (Doce años con Mary Baker Eddy) Irving C. Tomlinson dice de ella lo siguiente (pág. 81): “Ella dijo que jamás había conocido a un niño que no comprendiera la Christian Science al presentársela de la manera correcta.”

Es obvio que el entrenamiento de un niño es la responsabilidad de aquellos que lo cuidan. Mrs. Eddy es muy precisa en su opinión de las grandes posibilidades que tiene la influencia de la madre a través del estudio de la Christian Science. (Véase Miscellaneous Writings por Mrs. Eddy, página 5:7–10.) De manera que en la solución del problema de la resistencia de un niño a asistir a la Escuela Dominical, los padres y los instructores deberían estar siempre alertas y vigilantes a su propia manera de pensar.

Cristo Jesús declaró (Juan 12: 32): “Yo, si fuere levantado en alto de sobre la tierra, a todos los atraeré a mí mismo.” De modo que aquel que está a cargo de la educación espiritual de la juventud, necesita elevar su pensamiento por encima de la creencia en un poder que separaría al niño de la verdad que tanto necesita, y reconocer la supremacía, tanto en la tierra como en el cielo, del poder de la Verdad y el Amor que atrae. Entonces a medida que las cualidades del Cristo se albergan en el pensamiento del instructor, la atracción será natural para el niño.

Esta atracción es ilustrada en el caso de una madre cuyos dos niños se habían puesto muy indisciplinados. Razonaba ella pensando que si la situación no era corregida a medida que estos crecieran, los resultados serían deplorables. Al pedir ayuda a una practicista de la Christian Science su pensamiento fué guiado al Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy, Artículo VIII, titulado “Disciplina.” A medida que estudiaba la Sección 1, “Una Regla para Móviles y Actos,” comenzó a cultivar las cualidades del Cristo de acuerdo a estas provisiones. Bajo la influencia de la autodisciplina de la madre los niños se tornaron inmediatamente más dóciles. Ella continuó en sus esfuerzos y al poco tiempo dejaron de ser un problema especial de indisciplina.

Si un alumno mostrara desinterés por la Escuela Dominical, el instructor bien podría considerar si está avaluando correctamente la naturaleza espiritual inherente del niño y sus posibilidades. ¿O está creyendo a lo mejor que existe un alumno cuyo pensamiento no puede tocar en razón de que al niño no se le enseñó a ser obediente en el hogar? ¿O en otro caso, porque los padres no están lo suficientemente interesados por alentar al niño al estudio de las lecciones? ¿O piensa que el niño no responde porque tiene demasiados otros intereses — demasiadas actividades sociales, deberes que le agobian, o a lo mejor demasiado trabajo fuera de las horas de escuela? El instructor que se torna al Amor divino para ser guiado no se verá obstaculizado por situaciones semejantes a estas.

Una maestra tenía un alumno que se tornó muy irregular en su asistencia y finalmente cesó de asistir del todo. Después de hacer repetidos esfuerzos por ponerse en contacto con él, al fin pudo hablarle por teléfono. El joven le explicó que estaba trabajando para costearse los estudios universitarios y que por causa de las largas horas de trabajo que tenía durante la semana, sentía necesidad de descansar los domingos por la mañana. La maestra lo felicitó por su aspiración de procurarse una educación superior, expresando un afectuoso interés por sus esfuerzos, y le señaló que la Christian Science, tal como se la enseña en la Escuela Dominical, le ayudaría más que ninguna otra cosa en el cumplimiento de su propósito. Al domingo siguiente el joven estaba en su clase y continuó asistiendo regularmente de allí en adelante. Mas luego se convirtió en un sincero estudiante de la Christian Science.


Yo soy Jehová tu Dios, que te enseña para tu provecho; que te conduce en el camino por donde debes andar.— Isaías 48:17.

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