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Cuando una afección a la cadera...

Del número de abril de 1964 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando una afección a la cadera que experimentara por primera vez cuando joven volvió a presentarse, y comenzó a desarrollarse en una atrofia de la pierna, me torné sinceramente a la Ciencia Cristiana [Christian SciencePronunciado Crischan Sáiens.].

Una noche después de cenar, mi familia decidió que era necesario que yo consultara a un médico o a un practicista de la Ciencia Cristiana, pues no debía permitir que la condición fuera de mal en peor.

Había estado asistiendo a una iglesia de la Ciencia durante muchos años, pero no me había hecho miembro de ella. No obstante, decidí ponerme firme y dejar mi problema en las manos de Dios. Esto fue hecho aunque con cierto recelo dado que la condición parecía ser tan real. Visité a varios practicistas beneficiándome algo de lo que cada uno de ellos me dijo. Sin embargo, seguía fumando y bebiendo, habiendo hecho ambas cosas durante más de treinta años. Estaba tratando de apoyarme tanto en la materia como en el Espíritu. Además esperaba una curación instantánea tal como la que experimentara el hombre cojo que fue sanado por Pedro y Juan. La Biblia nos dice (Hechos 3:7): “Y al instante fueron robustecidos sus pies y tobillos.”

Empero, un estudio más a fondo de la Biblia y “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, me convenció que debía nacer de nuevo espiritualmente. Era menester que me sobrepusiera a los falsos rasgos de carácter, al hábito de beber y de fumar y abstenerme de ir tras el materialismo.

El primer hábito del cual me libré por medio de la ayuda de una practicista fue el de fumar. ¡ Qué alivio tan grande sentí! A esto siguió inmediatamente la liberación del deseo de beber. Luego, en rápida sucesión me ví libre de los otros vicios. Comenzaba a contemplarme como era en realidad, es decir, la idea pura y espiritual de Dios.

Más tarde tuve que hacer frente a una época de gran prueba. Mi dificultad para caminar se hizo tan aguda que me vi obligado a guardar cama. Mi fe en la Ciencia Cristiana [Christian Science] comenzó a disminuir. Una practicista me recomendó que aprendiera de memoria dos versículos del libro de los Proverbios que dicen (3:5, 6): “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento: tenle presente en todos tus caminos, y él dirigirá tus senderos.” Aprendí por primera vez “A confiar en Jehová”, no a medias, mas enteramente, con todo mi corazón, a no confiar más en mi propio entendimiento y a reconocer a Dios como mi Padre afectuoso y tierno, quien es la fortaleza y salvación del hombre.

A medida que mi concepto del hombre comenzó a mejorar, también la pierna mejoraba. Una noche, mientras leía algunas de las verdades acerca del hombre verdadero que aparecen en Ciencia y Salud, experimenté la primera indicación que la curación se estaba llevando a cabo. Fue un momento de inmenso gozo. De allí en adelante cesó el atrofiamiento. La pierna tornó a su aspecto normal. También pude descartar los zapatos especiales que debía usar.

Después de casi diez años pude reanudar los deportes tales como el alpinismo, la pesca, la equitación, y la vida al aire libre. Aún disfruto del baile, de las caminatas, de correr y de jugar al ping-pong.

Después de experimentar esta prueba del poder regenerador de la Ciencia, los rasgos falsos de carácter tales como la envidia, el odio, y los celos fueron vencidos. Mis necesidades financieras han sido suplidas ampliamente. Todos nuestros niños asistieron a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, y ahora son miembros de la iglesia y sus niños a su vez asisten a la Escuela Dominical.

Con el corazón lleno de amor por todas las actividades de La Iglesia Madre, agradezco por esta oportunidad que me permite ofrecer este testimonio que da una idea de las bendiciones que la Ciencia Cristiana [Christian Science] me ha proporcionado. —

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