Ante el hombre de Dios, el odio es impotente,
en el foso de los leones, Daniel lo hizo evidente.
“Mi Dios su ángel envió, y fue cerrada
la boca de los leones” y no hubo daño en nada.
No hubo luchas bestiales,
(¡resentimiento, odio siempre serán vencidos!)
pues la persecución de los sentidos materiales,
animosidad, injusticia, rencor,
desaparecen do hay inocencia y amor;
ya que el amor ve buena la creación,
do el hombre bienamado, el cordero y el león
morarán satisfechos en pacífica unión.
Tal confianza inocente y pura en Dios
cerrará siempre la boca de cada león con Amor.
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