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Preguntas y respuestas acerca de la Lección-Sermón

Del número de abril de 1964 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las preguntas y respuestas aguzan el pensamiento. Esta es la razón por la cual han probado ser tan eficaces en la enseñanza. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana [Christian Science], establece específicamente en el Manual de La Iglesia Madre (Art. XX, Sec. 3) las preguntas y respuestas que deben ser la base para la enseñanza en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Después de definir la instrucción inicial ella dice: “Las lecciones que sigan consistirán en preguntas y respuestas adecuadas para una clase de niños y pueden encontrarse en las lecciones del Cuaderno Trimestral de la Christian Science que se leen en los servicios de la Iglesia.”

Es obvio entonces que una cierta parte del trabajo preparatorio para la clase donde se enseñarán “las lecciones que sigan” consiste en dar consideración a las preguntas. Muchos maestros encuentran que es útil traer a clase unas cuantas preguntas escritas sobre temas que se destacan en la lección, o quizás unas cuantas anotaciones que utilizarán para formular preguntas. Estas preguntas ofrecen entonces un núcleo del cual pueden desarrollarse otras en el curso de la clase.

El Cuaderno Trimestral de las lecciones bíblicas trata acerca de veintiséis temas importantes en forma tan comprensiva que aporta el ímpetu del Cristo, la Verdad, a todas las actividades de la experiencia humana. En la enseñanza de cada una de las lecciones, el discernimiento espiritual guiará al maestro de manera que por medio de preguntas y respuestas, el tema pueda ser presentado en la forma que sea más comprensiva y útil para la juventud.

En su rol de instructor de los niños, el maestro tiene la responsabilidad de dirigir las discusiones. Esto no significa que los alumnos no podrán formular preguntas. Muy al contrario, los alumnos debieran ser alentados a hacer preguntas ya que esto ayuda al instructor a que las lecciones se tornen claras y prácticas. Empero, si el maestro hace preguntas interesantes y profundas, las preguntas de los alumnos naturalmente seguirán el mismo giro que las preguntas básicas. Permitir que los alumnos dirijan las discusiones no sería conveniente para la enseñanza de las lecciones de la Escuela Dominical, como tampoco lo sería para la enseñanza de las matemáticas.

Tampoco debería dedicarse la mayor parte del período de instrucción a un solo aspecto de la Lección-Sermón o a alguna fase de la experiencia humana en particular, sobre la cual el profesor estima que los niños necesitan guía especial, aun cuando la discusión fuera interesante y útil, ya que por lo general no tiende a cumplir con las oportunidades que ofrece la sesión de la Escuela Dominical. Prolongar indebidamente una discusión sería privar a los niños del esclarecimiento respecto a otros temas importantes de la Lección-Sermón que podrían ayudarles a resolver cualquier problema que se les presentara.

Generalmente se considera que un conocimiento acerca de ciertos temas es necesario en lo que concierne a la educación laica. De igual manera, la elucidación de los temas presentados en las lecciones bíblicas del Trimestral es esencial para el desarrollo de la comprensión de la Ciencia Cristiana [Christian Science] y su aplicación a todos los problemas humanos. No es la discusión prolongada, mas es la visión espiritual lo que expele los conceptos errados y lo que guía a los jóvenes en la senda de la Verdad así como lo indica este versículo de un Salmo (119:105): “Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz a mi camino.”

Los niños de hoy en día están en contacto continuo con innumerables fases de la manera de pensar mortal. La radio, películas, televisión y revistas como asimismo el aula de la escuela son a menudo los canales que ofrecen impresiones erróneas que, consciente o inconscientemente puede que encuentren cabida en el pensamiento. Los conceptos errados deben traerse a la superficie y ser destruidos si las verdades de la Ciencia Cristiana [Christian Science] han de ser aprendidas claramente por los alumnos, pues como Mrs. Eddy lo señala en su obra “The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany” (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 149): Una vasija llena debe vaciarse antes de que pueda ser llenada nuevamente.”

¿ Qué mejor medio puede haber que las preguntas y respuestas para vaciar el pensamiento del alumno y luego llenarlo nuevamente? Si a los alumnos se les permitiera meramente leer la lección en clase, o si solamente se les diera una charla sobre la Ciencia Cristiana [Christian Science], el maestro apenas tendría la oportunidad de enterarse de qué es lo que están pensando o si en realidad estaban pensando acerca de la lección. En medio de una lectura o charla de esta especie, el pensamiento del niño puede que esté muy lejos. Mas cuando se le formula una pregunta, la atención es dirigida al tema que se discute, y de la respuesta el maestro puede discernir la necesidad del alumno, y presentarle la realidad que guiará su pensamiento a una comprensión más cabal de la Verdad. Por medio de este desarrollo individual la comprensión de los alumnos se verá fortalecida en lo que respecta a las realidades del Espíritu.

Por lo general, se espera que los alumnos mayores hayan leído la Lección-Sermón antes de venir a clase. Empero, si algún alumno no lo ha hecho no es menester que la lección sea leída en la Escuela Dominical. Siempre, y de acuerdo con el Manual, “las lecciones que sigan” consisten en preguntas y respuestas. No obstante, los pasajes de la Lección-Sermón pueden leerse o citarse en cualquier momento en relación a la respuesta de las preguntas, dado que en ese caso la lectura forma parte del procedimiento de preguntas y respuestas.

Se ha descubierto que cuando las verdades que contiene la Lección-Sermón son presentadas devotamente por medio de preguntas y respuestas, la comprensión espiritual de los alumnos se despierta y se desarrolla, y raramente es necesario recomendarles que estén en sus asientos a la apertura de la sesión. El sentido espiritual que ha despertado responde naturalmente a la atracción de la Verdad.

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