La oración es una experiencia sagrada para el estudiante de la Ciencia Cristiana [Christian Science]. ¡ Es por cierto un acto de devoción! Aunque la persona que ore no haga súplicas específicas, esto no aminora o acrecienta la reverencia o la adoración en la actitud del estudiante hacia Dios.
La oración del estudiante de la Ciencia Cristiana [Christian Science] por lo general afirma el bien que Dios ya ha creado. Luego humildemente y con firmeza declara con comprensión que todo este bien que le es otorgado por su Padre-Madre Dios, está siempre presente y es siempre asequible. Percibiendo que todo lo correcto y espiritualmente noble ha sido ya provisto, el estudiante trata de llenar su pensamiento con la gratitud y de elevarlo a la percepción de aquello que siempre está a la mano.
Humildemente acepta la verdad que encierran las palabras de Cristo Jesús (Mateo 6:8): “Vuestro Padre sabe de lo que tenéis necesidad, antes que le pidáis.” De manera que la oración del estudiante se torna en un esfuerzo por elevarse por encima de la niebla del materialismo que oculta a Dios y a Su creación perfecta, y a aceptar con gratitud la dádiva de Dios, además se compromete concienzudamente a hacer buen uso de ella para glorificar a Dios.
Percibir y aceptar en vez de pedir y esperar, es la manera usual en que ora un estudiante de la Ciencia Cristiana [Christian Science], aunque a veces es probable que ruege a su Padre-Madre Dios que le conceda más obediencia y gracia. Mrs. Eddy escribe en Ciencia y Salud (pág. 11): “La oración no puede cambiar la Verdad inalterable, ni puede la oración sola darnos un entendimiento de la Verdad; mas la oración, unida a un deseo fervoroso y constante de conocer y de hacer la voluntad de Dios, nos guiará a toda la Verdad.”
A pesar de que al Científico Cristiano le pueda faltar algo que le parezca necesario para su existencia humana, reconoce que en realidad, la más importante de todas sus necesidades es la de crecimiento espiritual. Este desarrollo constituye siempre su meta. Su deseo de avanzar espiritualmente es fortalecido inevitablemente y le capacita para solucionar los problemas que parecerían confrontarle y que le tornan a la oración.
Estas palabras fueron pronunciadas por Pablo y aparecen en I Corintios (14: 14, 15): “Porque si yo oro en lengua extraña, mi espíritu ora, pero mi mente no da fruto. ¿Qué hay pues? Oraré con el espíritu, y oraré también con la mente”. La comprensión es vital para cada estudiante de la Ciencia Cristiana [Christian Science], pues se da cuenta que al orar ciegamente descuida su naturaleza espiritual.
“Buscar la comprensión espiritual ¿ no es esto algo demasiado abstracto?” puede que pregunte alguien. Si uno desea alimento, esto es lo que quiere, ¿no es cierto? No meramente una idea de alimento.
Esto es verdad. Mas la idea, cuando se la busca y comprende correctamente, se manifiesta en la forma que satisface humanamente. Este hecho fue ilustrado por el maná que apareció para alimentar en el desierto a los hijos de Israel en respuesta a la oración de Moisés; y en los panes y los peces con los cuales Jesús pudo satisfacer el hambre de la multitud y después que todos quedaron satisfechos aun sobró comida. Jesús no sólo enseñaba teoría, mas era práctico en su demostración de la Verdad eterna.
La comprensión espiritual es la única fuerza íntegra, verdadera, vital y poderosa en cualquier parte del universo. Toda la fuerza material es fuerza ciega que indica la ausencia de Dios, la Mente. De manera que no puede revelar la Verdad.
La que esto escribe siempre se siente agradecida cuando percibe que el orar según lo enseña la Ciencia Cristiana [Christian Science ] aporta a la conciencia humana la luz de la Verdad sanadora. Cuando era adolescente pensaba acerca de Dios como si fuera un hombre sentado sobre un trono en el cielo y a quien podía rogarle que le diera un determinado vestido, objetos que quería o viajes que deseaba hacer. Años más tarde se sintió extremadamente débil e indiferente. El médico diagnosticó su dificultad con el nombre de anemia, quedando ella bajo su cuidado. Sintiéndose débil y deprimida halló que ya no era capaz de orar, le faltaba la fe.
Después de algunas semanas el médico comenzó a expresar preocupación dado que no parecía notarse mejoría. Entonces un día, alguien le dió un ejemplar de Ciencia y Salud recomendándole que lo leyera, diciéndole que le ayudaría. Lo comenzó a leer y percibió, tal como lo enseña la Biblia, que el hombre es espiritual, no material, y que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Siguió leyendo, y al comprender y afirmar la verdad de lo que leía, cesó de sentirse separada de Dios. Su fe había renacido.
Continuó leyendo, mas viendo la preocupación que abrigaba el médico acerca de su estado, se percató que éste había estado tratando de curarla por un método errado y sintió gran compasión por él. Se dió cuenta que en tanto que él había estado administrándole remedios materiales para restaurarle vitalidad al cuerpo, ella había comenzado a comprender que la vida, la fortaleza y la vitalidad provienen de Dios, el Espíritu. Muy pronto pudo convencer a otros miembros de su familia que ella podía hacer más por sí misma con la ayuda de Dios, que lo que aparentemente había podido llevar a cabo el médico, de modo que, desechando la ayuda médica, se tornó a aquella que ofrece la Ciencia Cristiana [Christian Science].
La curación no se operó de un día para otro, y sólo se manifestó al cabo de muchos meses durante los cuales ella continuó poniendo en práctica lo que ahora comenzaba a comprender. La mejoría se manifestaba diariamente y lo suficiente para que le fuera permitido proseguir con la Ciencia. Ahora tenía fe en Dios, y además del coraje y confianza, recobró el apetito y gradualmente también las fuerzas. La grave y deprimente duda que la embargaba acerca de su recuperación, desapareció. La curación completa se llevó a cabo hace muchos años y esta condición jamás se ha repetido.
La autora ha sentido siempre una profunda gratitud por las siguientes palabras de Mrs. Eddy dado que le revelaron que la curación se efectuó mediante lo que ella aprendió acerca de Dios y de la oración. Mrs. Eddy declara en su obra No y Sí (pág. 39): “La oración engendra un deseo vivo de ser buenos y de hacer el bien. Hace descubrimientos nuevos y científicos de Dios, de Su bondad y Su poder. Nos muestra más claramente de lo que antes habíamos visto lo que ya poseemos y somos, y sobre todo, nos muestra lo que es Dios.”
