¿Quién no siente íntimo entusiasmo al recibir buenas nuevas? Las buenas nuevas alegran el corazón, cumplen con la esperanza que se ha abrigado con paciencia, y abre los manantiales de la gratitud.
La mejor de todas las nuevas está siempre al alcance. Es la gozosa seguridad de que la existencia eterna del hombre está bajo el amoroso cuidado y protección de su Padre, Dios. Esta buena nueva la reciben constantemente aquellos que están dispuestos a oiría. La Mente divina se mantiene siempre activa y envía constantemente el dulce mensaje de la inseparabilidad del hombre con esta Mente.
En esta época de rápidos cambios en los acontecimientos históricos, a menudo parece que hubiera carencia de buenas noticias. Los encabezamientos en los diarios, las noticias radiales y los programas de televisión a menudo dan la impresión de que el mal prevalece y es más poderoso que el bien, y que el hombre se encuentra desamparado frente a las fuerzas del mal.
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