A Dieter le gustaban mucho las historias bíblicas que su mamá le relataba o le leía a la hora de acostarse. A menudo, su mamá le contaba acerca de curaciones que se habían llevado a cabo por medio de la comprensión de la Ciencia Cristiana, o le leía algún artículo del Heraldo escrito especialmente para niños.
En una ocasión, la mamá de Dieter le leyó un artículo sobre un muchacho que sanó de un dolor muy fuerte al comprender que cada dolor es como un Goliat.
El artículo decía que en el relato bíblico describían al gigante Goliat como un ser muy temible que difundía terror por dondequiera que iba. En el ejército del rey Saúl nadie se atrevía a desafiarlo. Pero el joven David dijo: “No se desmaye el corazón de nadie a causa de él; tu siervo irá y peleará con aquel filisteo” (1 Samuel 17:32).
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