Estas dos palabras “Jesús lloró” (Juan 11:35) forman el versículo más corto de la Biblia. Sin embargo, ¡cuánta compasión y cuánto afecto humanos expresa esta pequeñísima frase! El relato de la resurrección de Lázaro ilustra bellamente el profundo sentido humanitario y práctico de Jesús cuya compasión iba siempre unida a su comprensión y aplicación de la Verdad.
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