Es muy natural que todos anhelen una experiencia humana armoniosa, pero existe una gran diversidad de opiniones en cuanto a cómo se puede obtener este bien.
La humanidad en general cree que el bien es básicamente material y que es controlado mayormente por factores materiales. También cree que la salud depende de la obediencia a leyes físicas de la salud y que la provisión abundante es el resultado de un esfuerzo humano concentrado, basado en un intenso interés propio, o que es meramente el resultado de la casualidad. Muchas personas tratan de encontrar satisfacción interior a través de alguna forma de indulgencia sensual. Pero en cada caso falta el verdadero bienestar porque se ignora el factor más importante, que es el espiritual.
A menudo describimos un estado de felicidad usando la palabra “cielo”. Al contemplar algún acontecimiento feliz a veces decimos: “¿No sería esto celestial?”. En la Biblia a veces se menciona el reino de los cielos como el reino de Dios, significando un estado de suprema satisfacción espiritual y de felicidad. Mary Baker Eddy eleva el significado de la palabra “cielo” a alturas sublimes al definirlo en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras como: “la armonía; el reino del Espíritu; gobierno por el Principio divino; espiritualidad; felicidad; la atmósfera del Alma” (pág. 587).
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