Muchas han sido las maravillosas experiencias que he tenido en la Ciencia Cristiana. A través de los años he experimentado curaciones físicas, así como también el hecho de vencer la timidez, situación que me había perturbado desde mi infancia. La enseñanza de Pablo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (II Timoteo 2:15), me ha sido de especial utilidad al capacitarme a despojar mi pensamiento del egoísmo y del temor al encontrarme con gente extraña.
Quisiera relatar una curación física que experimenté unos cuantos años atrás. En una ocasión en que me hallaba fuera de la ciudad, me vi repentinamente atacada por una afección renal de tal naturaleza, que no podía siquiera caminar, ni sentarme o recostarme sin sentir gran incomodidad.
Escogí el nombre de una practicista del The Christian Science Journal y la llamé para que me prestara ayuda por medio de la oración. Esa noche pude salir con algunas amistades y al día siguiente regresar a mi hogar en tren.
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