El celo para dar la Ciencia Cristiana a la humanidad debe estar templado con sabiduría y con respeto y consideración para los derechos de conciencia del prójimo. Es un hecho que en su ministerio de tres años Cristo Jesús sanó enfermos, reformó pecadores y venció la carencia, la ley de gravedad y la muerte en consonancia con las leyes de Dios.
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