De la misma manera que los hebreos de antaño necesitaron del maná celestial en su travesía por el desierto, así nosotros, como hijos de Israel contemporáneos, lo necesitamos mientras cruzamos el desolado desierto del pensamiento y existencia materiales. Sin embargo, hoy en día, lo que la humanidad necesita más urgentemente es el alimento espiritual.
El Maestro, Cristo Jesús, al enseñarle a sus discípulos a orar les dijo que le pidieran a Dios así: “Danos hoy nuestro pan de cada día” (Mateo 6:11Según la Versión Moderna). Y Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., revela el verdadero significado de esa petición en la interpretación espiritual que nos ha dado del Padrenuestro en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, y que lee así: “Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos” (pág. 17).
Indudablemente la Biblia es la guía de la vida, la guía indispensable en nuestra experiencia individual, como es también el índice y el esquema de la experiencia colectiva de un pueblo. Así como los hijos de Israel al salir de Egipto tuvieron que depender de Dios para su provisión, así nosotros, en nuestra jornada del sentido material al reino del Alma, encontramos que es necesario buscar nuestro alimento espiritual básico, esto es, las verdades espirituales que necesitamos a diario. También aprendemos que la provisión que humanamente necesitamos nos viene directamente de Dios y no del razonamiento humano, sea éste el nuestro o el mejor que pueda ofrecernos la humanidad.
A medida que la revelación de la Ciencia del Cristo vino a Mrs. Eddy, también le iban siendo revelados los medios que otras personas necesitarían para poder recibir esta revelación absoluta, completa y final del Principio divino de la curación espiritual. Con ayuda divina desarrolló un método permanente de autoinstrucción espiritual; y, obedeciendo la dirección divina, instituyó las Lecciones-Sermones que aparecen en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, que constituyen una de sus acciones más notables. Su oración, cuya respuesta apareció en la forma de las Lecciones-Sermones, bien puede compararse a la oración que Moisés elevó a Dios pidiendo provisión para los israelitas, y cuyo resultado fue el maná que cayó del cielo para satisfacer sus necesidades diarias.
Los estudiantes de la Ciencia Cristiana pronto se dan cuenta de que su crecimiento y prosperidad espirituales dependen mayormente del estudio y aplicación diarios de la lección, la que siempre está a disposición para satisfacer la necesidad del momento por medio de la Palabra, ya sea en su significado más sencillo o más profundo. La eficacia de esta práctica fue demostrada en la experiencia de un profesor que durante muchos años estuvo bajo tratamiento médico, y hasta tuvo que someterse a una operación, sin resultados. El médico le recomendó tranquilizantes diciéndole que la ciencia médica no podía hacer nada más por él. Sin embargo, la eficacia de estas píldoras disminuyó cuando su aparente necesidad de ellas era mayor. El médico le dijo que el dejar de tomarlas produciría otros problemas físicos. Decidió entonces recurrir a la Ciencia Cristiana. La practicista con quien habló le enseñó cómo estudiar la Lección-Sermón, y le hacía preguntas que lo obligaban a buscar en ella la verdad espiritual que podía aplicar a su problema. Después de una semana de consagrado estudio, se dio cuenta de que el deseo por las píldoras había desaparecido y que no las necesitaba. No las tomó más y se sintió mejor que nunca. Su curación fue completa y permanente.
Todos necesitamos participar del maná celestial que el Amor divino nos da a diario por medio de la Lección-Sermón. El estudio consecuente de la lección abre nuestro pensamiento al Cristo sanador y cambia de manera radical la naturaleza de nuestra experiencia. Puede decirse que ningún otro aspecto del estudio de la Ciencia Cristiana nos ofrece y al mismo tiempo nos exige más que la lección. Su mensaje tiene alcances infinitos, pero su aplicabilidad a nuestras necesidades es sumamente directa y específica.
Hay tantas maneras de estudiar la lección como hay estudiantes, pues la manera de estudiarla depende de nuestra inspiración individual. Algunos estudiantes hacen anotaciones en el Trimestral; otros usan hojas y hojas de papel para seguir el desarrollo de cada sección. Otros estudiantes perciben que es una gran ayuda analizar cada sección para ver en qué forma desarrolla el tema principal de la semana, y tal vez para encontrar un tema particular en cada sección, y pasajes que ilustren y expliquen el principal, desde el punto de vista del tema de esa sección.
Se requiere mucho estudio y dedicación de pensamiento para hallar respuesta a las preguntas que surgen en cada sección de la lección, especialmente, aquellas preguntas inquisitivas que requieren un estudio minucioso de la sección para encontrar todo lo que tiene que decirnos de nosotros y de nuestras necesidades, para que así aprovechemos todo su alimento espiritual. He encontrado de mucha ayuda el consejo que le dio la practicista a mi amigo, el de escoger un pasaje corto de la Biblia o del libro de texto que transmita la idea central de una sección y meditar en él todo el día. Cuando se ha escogido un pasaje y se ha pensado y meditado en él detenidamente durante el día, y se ha aplicado a alguna situación que se haya presentado, es muy natural que lo comprendamos mejor al finalizar el día. Y así habremos adquirido una herramienta inestimable que mejorará con el uso.
El esfuerzo constante por usar y aplicar una declaración de la Verdad y de tenerla en nuestro pensamiento lo mantiene unido a las declaraciones que usaríamos al dar un tratamiento en la Ciencia Cristiana. La meta que siempre tienen por delante los estudiantes dedicados de la Ciencia Cristiana es la de mantener sus pensamientos llenos de la verdad del ser, mantenerlos tan cerca de esta verdad, que si alguien de quien estuvieran pensando les pidiera de momento un tratamiento, no tuvieran que cambiar drásticamente su pensamiento acerca de él. Ésta es una prueba de gran ayuda. Ponedla en práctica en este mismo instante respecto a alguien por quien abrigueis profundos pensamientos negativos. Si tuviereis que darle un tratamiento, ¿ necesitareis cambiar vuestros pensamientos respecto a él?
El estudio diario, consagrado y diligente de la lección nos ayuda a recordar la importancia del pensamiento espiritual y nos proporciona el alimento espiritual que necesitamos diariamente en nuestro crecimiento hacia el Espíritu. A medida que trabajamos con la lección, percibimos que nos da el alimento espiritual que necesitamos para nuestros problemas individuales, y que a través de nuestro pensamiento elevado sacia el hambre que tiene el mundo por la verdad. Mrs. Eddy fue inspirada divinamente al ser guiada a establecer esta provisión de amor y es propio que el Comité de Lecciones-Bíblicas, sea divinamente inspirado en su labor de cumplir la demostración de Mrs. Eddy. En el estudio diario de estas lecciones podemos ser divinamente inspirados a medida que busquemos el maná celestial, lo encontremos y lo comamos.
 
    
