¿De dónde proceden los sentidos del hombre? Ésta es una de las preguntas que la humanidad se ha estado haciendo por muchos años. Al tratar de hallar la respuesta correcta a través de estudios e inventos materiales, sólo ha encontrado desencanto y confusión. La materia no tiene inteligencia para responder a esta pregunta y revelar los hechos inalterables acerca del hombre creado a la imagen y semejanza espiritual de Dios.
La Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, ayuda a todo investigador de la verdad a hallar que, siendo el hombre real el efecto de la única causa, Dios, las facultades del hombre proceden del Alma y son espirituales. Esta verdad puede ser demostrada por toda persona que aprende a aplicar el Principio y las reglas de la Ciencia Cristiana.
En esta Ciencia aprendemos que el hombre creado a la semejanza de Dios es perfecto y completo en toda su actividad y que esta perfección no puede ser corrompida o interrumpida a causa de una falsa creencia de vida, inteligencia y substancia en la materia. Mrs. Eddy escribe: “Cuando se aprenda que es el sentido espiritual y no los sentidos materiales el que trasmite todas las impresiones al hombre, el hombre buscará naturalmente la Ciencia de su naturaleza espiritual, y al encontrarla, será dotado por Dios para el apostolado” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany — La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 188).
El oído, así como los demás sentidos del hombre real, son el reflejo de la inteligencia divina y permanecen eternamente inalterados. Estos sentidos manifiestan la lucidez, pureza y fortaleza del Espíritu, Dios. Cuando llegamos a estar conscientes de nuestra identidad verdadera, nuestros sentidos humanos no se deterioran ni debilitan por leyes de edad o por circunstancia humana alguna. Mrs. Eddy aclara el concepto verdadero acerca del oído cuando nos dice (Ciencia y Salud, pág. 213): “El sonido es una impresión mental, producida en la creencia mortal. El oído no oye realmente. La Ciencia divina revela que el sonido se comunica por los sentidos del Alma — por el entendimiento espiritual”.
La Mente divina, Dios, imparte sus mensajes a la consciencia humana por medio de los sentidos espirituales. La percepción espiritual ha estado siempre incluida en el hombre verdadero, en su consciencia; no es algo que viene y se va sin estabilidad, como las olas del mar, sino que está siempre presente como la emanación del Principio y nunca puede desviarse de la perfección.
¿ Por qué son los sentidos del hombre eternos? Porque proceden de y están establecidos en el Principio creativo del hombre, Dios. Estos sentidos son indestructibles y reflejan el orden y la ley de Dios, el Principio divino. Aquel que comprende estas verdades puede probar en su experiencia humana que en realidad no hay nervio roto o atrofiado. La ley divina los protege y conserva intactos y bellos.
La creencia de que hay un nervio auditivo que puede atrofiarse a causa de una ley material es una creencia especulativa de la mente mortal, y esta creencia no tiene base ni ley que la apoye. El oído del hombre espiritual es armonioso y permanente. Nuestra facultad de oir viene a ser más clara cuando uno comprende las enseñanzas de la Ciencia Cristiana de que los verdaderos sentidos del hombre son espirituales y que la creación de Dios es entera y sana. El mal no es poder; Dios nunca lo creó y, por lo tanto, no tenemos por qué reconocerlo como autoridad.
El entendimiento de la relación del hombre con Dios no admite posiciones indecisas o ineficaces, como lo demostró Cristo Jesús al curar al sordo que tartamudeaba. Marcos nos dice que Jesús “levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien” ( 7: 34, 35) .
Para que esta precisión a semejanza del Cristo se exprese en nuestra experiencia diaria, ya sea en salud, negocios, hogar, iglesias o en el contacto con nuestro prójimo, es de suma importancia que vigilemos constantemente nuestro pensamiento y veamos qué es lo que estamos aceptando como real en nuestro prójimo, en nuestros negocios, y en el universo en general. ¿ Estamos, quizás, aceptando como real un cuadro impuesto por creencias y leyes materiales y por las falsas evidencias de los sentidos materiales, o estamos buscando el sentido verdadero de todas las cosas, el cual es espiritual? La aceptación como real, por nuestra parte, de un cuadro erróneo es lo que determina nuestra experiencia; de ahí la importancia de saber lo que debemos aceptar como real.
Que los sentidos reales del hombre espiritual son emanaciones del Alma, Dios, y que no dependen de ningún medio orgánico, fibras, o nervios para su expresión, fue demostrado en la experiencia de un Científico Cristiano que estaba padeciendo de sordera. Este individuo pidió ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana y por medio del trabajo metafísico ambos comprendieron las verdades acerca de la naturaleza espiritual del hombre como la imagen y semejanza de Dios. Por medio del razonamiento y la revelación percibieron claramente la falsedad de este estado mental que pretendía tener lugar en la experiencia de este paciente, y triunfaron al desposeer al mal de toda entidad reemplazando el falso concepto con las verdades del ser. Estas verdades ocuparon el terreno en la consciencia de esta persona quedando establecidas allí, y trayendo como consecuencia la curación de sordera que se desvaneció en su nada original.
El hombre creado por Dios oye porque refleja a Dios, la única Mente, y el hombre real sólo posee la substancia del reflejo, la substancia del bien donde no hay decadencia. Esta substancia no puede ser atacada por los tales llamados gérmenes, bacilos o virus de ninguna clase, pues Dios es la omnipresencia preservadora que está cuidando a su idea en este mismo momento.
El Cristo está siempre presente impartiendo pureza, actividad y fortaleza en todo movimiento y acción. Cuando aprendemos por medio de la Ciencia Cristiana que el hombre es el reflejo de la Mente divina, que no tiene acción separada de Dios, podemos demostrar en nuestra experiencia que el hombre se mueve de acuerdo con esta Mente. Refleja la percepción maravillosa de la Mente donde no hay obstrucción ni impedimento, y en cuya naturaleza totalmente espiritual la discordancia no encuentra lugar.
    