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La mejor de las medicinas

Del número de enero de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Dios ama al hombre. El Principio infinito del universo ama su creación. La Mente divina ama su idea. Para el ser humano que lo comprende, este amor es la más eficaz de todas las medicinas.

Pero, ¿cómo se toma esta medicina? ¿Cómo puede obtenerse el amor de Dios hacia el hombre cuando se está enfermo?

Viene a través de la naturaleza misma de Dios y de nuestra verdadera naturaleza. No somos parte de Dios, pero tenemos una unidad con Dios en el hecho que Dios es Amor y el hombre refleja el Amor. El amor que sentimos y expresamos individualmente es amor verdadero si es desinteresado, puro, firme y constante. Proviene del Amor divino. A medida que vamos sintiendo y expresando este amor, participamos de las cualidades de Aquél que es Amor y descubrimos nuestra verdadera naturaleza que es siempre saludable. Pero para hacer esto necesitamos comprensión.

La comprensión espiritual separa el amor verdadero del falso. Amamos verdaderamente sólo cuando nuestro amor comienza con Dios — cuando amamos a Dios primero y luego expresamos a otros el amor que sentimos por Dios y que viene de Él. En realidad, no podemos amar de nosotros mismos ya que no existe amor verdadero fuera de Dios.

Cuando comprendemos esto hallamos nuestra relación con el Principio divino de todo ser; esta relación es nuestra salud. El Apóstol Juan dice: "Dios es amor" (1 Juan 4:8), y San Pablo dice: "En él vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28). Cristo Jesús enseñó que recibimos la bendición de Dios por medio de la humildad, la pureza, la justicia, la misericordia y el amor — a través de estas cualidades demostramos nuestra fe y confianza en Dios. Jesús también demostró el poder sanador de Aquél en quien debemos confiar. Y su vida toda ejemplificó en vívida expresión el amor de Dios hacia cada uno de nosotros.

La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. nos muestra que confiar en Dios como Jesús enseñó, es vivir científicamente. Expresar conscientemente las cualidades de Dios — no porque ellas nos den algo sino porque amamos a Dios — significa unirnos conscientemente con Él, que es Vida, Verdad y Amor. En realidad, nunca estamos separados de Él, sino que la naturaleza de nuestra identidad humana es tal, que sólo podemos encontrar nuestra unidad con Él a medida que nos damos cuenta de que reflejamos las cualidades de Dios.

Para hacer esto necesitamos reconocer la falsedad de cualidades que no vienen de Dios y rechazarlas. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág. 465), Mary Baker Eddy da respuesta a una pregunta de suma importancia: "¿Qué es Dios?" Y dice: "Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor, infinitos, incorpóreos, divinos y supremos". Amar a Dios con comprensión significa rechazar conscientemente, por ser indignos de nosotros como Sus ideas, todo pensamiento de una individualidad corpórea, mortal y limitada. Amar a Dios eficazmente significa expresar la inteligencia divina, alegría, espiritualidad, vitalidad, sabiduría, amor, justicia, etc.

Estas cualidades han de expresarse hacia otros. A medida que exteriorizamos nuestros pensamientos dando de nosotros mismos por amor al prójimo, fluye a nuestro ser una provisión de ideas nuevas directamente de Dios. Si estamos enfermos estas nuevas ideas restablecen la salud.

Las curaciones de Jesús, y las que se efectúan en la actualidad en la Ciencia Cristiana, muestran el amor de Dios hacia el hombre — muestran que Él está siempre preparado para ayudarnos en cualquier necesidad que tengamos.

Tenemos ya el amor de Dios con nosotros. A medida que lo reconocemos y expresamos, lo percibimos. Entonces daremos cada paso en la vida que ahora vivimos, conscientes del amor de Dios y de Su cuidado.

El Principio del universo es el Principio de nuestra salud. El estar conscientes del amor de ese Principio hacia sus ideas, y el reconocernos como ideas de Dios, es sentirnos amados y estar bien.


Y saliendo Jesús, vio una gran
multitud, y tuvo compasión
de ellos, y sanó a los que
de ellos estaban enfermos.

Mateo 14:14

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