Las muchas curaciones que he experimentado a través de los años comprueban que verdaderamente es Dios "el que sana todas tus dolencias". Una de las más notables ocurrió en mayo de 1947. Un año antes que ocurriera, empecé a padecer de una dolencia que podía diagnosticarse como artritis reumática. Raras veces me sentía sin dolor y no podía permanecer sentada por mucho tiempo. Sólo mientras dormía por la noche parecía tener un poco de alivio.
Este impedimento que se iba agravando era tan sutil que me indujo a pensar equivocadamente en varias formas. Una creencia que eventualmente puse al descubierto fue que, debido a que mi abuelo paterno y un tío habían sufrido de reumatismo, mi enfermedad podía ser hereditaria. Otra creencia que comenzó a arraigarse en mi consciencia fue que un cambio de clima podría ayudarme.
La enfermedad fue empeorando constantemente. Después de haber sufrido varias caídas graves, un familiar me sugirió que debido a estas caídas podía haber sufrido lesiones internas. Insistió en que me sacaran una rediografía para ver si tenía dichas lesiones. Días después, luego de tres noches consecutivas de insomnio, vino el despertar. Le dije al familiar que me había sugerido sacar la radiografía, que yo antes siempre había confiado en Dios y que ahora iba a pedir ayuda a una practicista de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. de mi localidad. Para entonces los dolores eran casi insoportables, de manera que mi esposo me llevó a la casa de la practicista.
Tan pronto me encontré a solas con ella, le conté todas las falsas sugestiones que habían tratado de tentarme. Con mucha bondad, pero con firmeza, enfrentó cada una de las sugestiones con la verdad. En mi caso se evidenció la declaración de Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, (pág. 365), que dice: "Si el Científico alcanza a su paciente por medio del Amor divino, el trabajo de la curación se realizará en una sola visita, y la enfermedad se desvanecerá, tornando a su estado natural, la nada, como el rocío se desvancece ante el sol de la mañana". Después de cerca de media hora salí de la casa de la practicista completamente sana.
Mi esposo jamás se opuso a la Ciencia Cristiana y a menudo me hacía preguntas sobre esta religión. Esta curación fue el punto decisivo en su vida. Ahora es un sincero estudiante de Ciencia Cristiana.
Estoy agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y por la oportunidad de servir en una iglesia filial de la cual soy miembro. Estoy agradecida por tener un hogar muy armonioso, y todo se lo debo a la Ciencia Cristiana.
Ludington, Michigan, E. U. A.
Con mucho gusto doy testimonio de la curación de mi esposa y manifesto que durante los casi cincuenta años de nuestro matrimonio, ha confiado únicamente en la Ciencia Cristiana para la curación. Por medio de la Ciencia Cristiana he podido dejar de fumar y de beber en reuniones sociales. Estas curaciones se efectuaron hace más de veinte años y han sido permanentes.