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[Original en español]

Hace treinta y seis años que...

Del número de julio de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace treinta y seis años que conocí esta maravillosa Ciencia. Desde entonces he sido testigo ocular de innumerables pruebas del poder sanador del Cristo omnipotente. He conocido varias personas cuya gratitud hacia la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. es ilimitada, pues mediante el estudio y la aplicación de las enseñanzas de Mary Baker Eddy fueron liberadas de sus pesadas cargas, incluyendo cáncer, tuberculosis, reuma y otras clases de enfermedades y diversos problemas. Aprendieron a conocer y a amar a Dios y al hombre tal como Él lo creó, a Su imagen y semejanza. También yo aprendí a conocerle y a dominar el error con éxito.

Durante años había sufrido trastornos hepáticos y del estómago, provocados por una úlcera en el píloro. El tratamiento médico a que fui sometido y la ingerencia de medicinas sólo me producían algún alivio cuando regimentaba mi alimentación. Cuando comencé el estudio sincero de la Ciencia Cristiana, desaparecieron rápidamente estos trastornos sin tratamiento directo.

Años después fui atacado por una creencia de reuma que me postró por varias semanas. No podía tomar alimento sin que alguien me ayudara. Esto me llevó a creer que mis días en la tierra habían terminado. Pedí ayuda metafísica y en pocos días sané del reuma.

En una ocasión tuve un callo muy doloroso en la planta de un pie. Un pedicuro lo diagnosticó como incurable. Después comenzaron a aparecer otros callos más pequeños alrededor de aquel. Un día en que iba manejando mi automóvil, al apretar uno de los pedales, sentí un dolor fuertísimo en el pie. El movimiento que hice no escapó a la atención de mi amiga, una practicista de la Ciencia Cristiana que iba sentada a mi lado. Me preguntó qué me pasaba. Le expliqué lo que era y no volvimos a hablar más del asunto. Con gran asombro, al día siguiente, vi que mi pie estaba completamente liso como si nunca hubiera tenido nada.

En ocasión de renovar mi libreta de chófer, fui al examen médico y los rayos X acusaron una sombra sospechosa, por lo que tuve que volver para que me hicieran otro examen más riguroso. Sabía que la verdad absoluta era que, como hijo de Dios, creado a Su imagen y semejanza, espiritual y perfecto, era sano y no podía ser tocado por la enfermedad puesto que ninguna supuesta ley de la materia tiene poder para interrumpir la salud y perfección del hijo de Dios. Tranquilamente volví a hacerme el examen requerido. El resultado fue maravilloso. La sombra había desaparecido.

Cada vez más recibo pruebas de la presencia y del poder del Cristo en mi vida diaria. Por ello es que me siento profundamente agradecido a Dios, por Cristo Jesús, y por Mrs. Eddy, la Descubridora de esta Ciencia divina. Agradezco a La Iglesia Madre por contarme entre sus miembros, por ser miembro de una iglesia filial y por el privilegio de haber recibido clase de instrucción Primaria en Ciencia Cristiana.


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