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“Simplificad, simplificad”

Del número de julio de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¡Cuántas veces un informe médico, una noticia sobre negociaciones de paz, o cualquiera otra información acerca de esfuerzos honestos y bien intencionados, terminan con la expresión: “Todo marchaba bien, pero surgieron complicaciones”!

¿No quiere decir esto que todo plan que depende del razonamiento humano está sujeto a cambios inesperados, a lo que se ha dado en llamar “complicaciones”? Para evitar complicaciones, ¡cuánto necesitamos practicar este breve consejo de Henry D. Thoreau: “Simplificad, simplificad”! Walden por Henry D. Thoreau;

Cuando David comenzó a prepararse para luchar contra Goliat, fue tentado a complicar su defensa vistiendo la armadura del rey, esto es, todos los atavíos que indicaban confianza en métodos materiales de seguridad. Pero David “echó de sí aquellas cosas”, 1 Sam. 17:39; y escogió la más sencilla de las armas y la única defensa posible: una confianza absoluta en Dios. Al hacérsele frente con la sencillez y la pureza de la fortaleza espiritual, la acumulación de creencias malignas, representada en la historia por Goliat, tuvo que caer.

Esta confianza en medios espirituales pone en operación la ley de Dios. Nos capacita para ver en nuestra experiencia la actividad del Principio divino, expresada por medio de Cristo. Es ésta la manera de curar por medio de la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., la Ciencia que descubrió y fundó Mary Baker Eddy.

Una mañana, hace algunos años, desperté sintiendo todos los dolores y malestares que se manifiestan en los ataques de gripe. Inmediatamente puse en acción la metafísica. En cosa de minutos tenía llena mi cama de concordancias, Biblias, los escritos de Mrs. Eddy, cuadernos de apuntes, mientras saltaba de una referencia a otra. Casi al instante empecé a sentirme cada vez peor.

Por supuesto que tenemos que estudiar, y ayuda mucho descubrir fuentes de consulta en la Biblia y en los escritos de Mrs. Eddy. El estudio apropiado es indispensable. Pero en este caso, mi elaborada preparación intelectual estaba haciendo una realidad de algo que era una ilusión. Estaba haciendo esfuerzos desesperados por deshacerme de algo que Dios, en primer lugar, jamás había creado.

La práctica de la Ciencia Cristiana no consiste en esperar que un estado enfermizo termine o en trabajar para que termine. En realidad, este estado no tiene fin, porque no tuvo principio, y no tiene término medio. La enfermedad y la discordancia sólo existen como conceptos equivocados. Mrs. Eddy escribe en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “La materia no es ni cosa ni persona, sino simplemente la suposición objetiva de lo contrario del Espíritu”. Ciencia y Salud, pág. 287;

Mi reacción a la ilusión o suposición, fue la única realidad que tuvo. Las complicaciones empezaron a surgir y, como resultado, tanto mi cama como mi consciencia parecían un campo de batalla; batalla que yo parecía estar perdiendo.

Horas después llegó el correo, y en él, un sobre con la reimpresión de una conferencia sobre Ciencia Cristiana. En esta conferencia el conferenciante mencionó el relato de un niño que se había sanado él mismo de un agudo dolor de oídos. Según el relato, el niño simplemente dijo: “Me dije a mí mismo ‘Dios es. Esto no es. Con eso basta’ ”.

Leí y releí esta sencilla declaración. La afirmación absoluta “Dios es” fue para mí la esencia de la continua exhortación que Moisés hiciera a los hijos de Israel durante cuarenta años.

“Esto no es” declaró la irrealidad de toda discordancia. Era una declaración basada en la instantánea negación del mal que hizo Cristo Jesús. Esta declaración rechazaba la enfermedad, el pecado, y la muerte, como entidades o como parte de la única identidad del hombre, identidad que es espiritual.

Y el “con eso basta”, llevaba consigo la aseveración final y triunfante como lo declara Mrs. Eddy: “La Mente insondable está expresada. La profundidad, anchura, altura, poder, majestad y gloria del Amor infinito llenan todo el espacio. ¡Eso basta!” pág. 520;

¡Y con eso bastó! Cuando terminé de estudiar este relato tan inspirador me sentí completamente liberado de la gripe. Lo que tomó más tiempo en la curación fue arreglar la cama y poner los libros en su sitio.

Los pensamientos materiales y la confianza en la materia crean complicaciones. El discernimiento espiritual simplifica. La simple realidad de la presente coexistencia del hombre con Dios, la explica claramente Mrs. Eddy:

“El infinito es uno, y este uno es el Espíritu; el Espíritu es Dios, y este Dios es el bien infinito.

“Esta sencilla declaración de la unidad, es la única versión posible y correcta de la Ciencia Cristiana”. The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 356.

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