¡Cuántas veces un informe médico, una noticia sobre negociaciones de paz, o cualquiera otra información acerca de esfuerzos honestos y bien intencionados, terminan con la expresión: “Todo marchaba bien, pero surgieron complicaciones”!
¿No quiere decir esto que todo plan que depende del razonamiento humano está sujeto a cambios inesperados, a lo que se ha dado en llamar “complicaciones”? Para evitar complicaciones, ¡cuánto necesitamos practicar este breve consejo de Henry D. Thoreau: “Simplificad, simplificad”! Walden por Henry D. Thoreau;
Cuando David comenzó a prepararse para luchar contra Goliat, fue tentado a complicar su defensa vistiendo la armadura del rey, esto es, todos los atavíos que indicaban confianza en métodos materiales de seguridad. Pero David “echó de sí aquellas cosas”, 1 Sam. 17:39; y escogió la más sencilla de las armas y la única defensa posible: una confianza absoluta en Dios. Al hacérsele frente con la sencillez y la pureza de la fortaleza espiritual, la acumulación de creencias malignas, representada en la historia por Goliat, tuvo que caer.
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