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Con el poder de sanar

Del número de enero de 2005 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando eres un sanador — y cualquier persona puede serlo — la gente que te rodea siente algo especial. No siempre pueden expresarlo en palabras, pero saben que quieres ayudarlos en todo lo que puedas. Saben que estás de su lado, que crees en ellos y en lo que son capaces de ser y hacer. De modo que cuando las personas sienten que están en problemas, recurren a ti con toda naturalidad. Y tú estás ahí para ayudarlos, con una palabra, una sonrisa, o quizás un abrazo. Pero definitivamente con oración y curación.

Brian, mi nieto de seis años, siente eso mismo respecto de su mamá y su papá, y de otras personas también, como lo es con una buena amiga de su mamá. Un sábado por la noche cuando ella los fue a visitar, Brian no se sentía nada bien. De algún modo él sabía que esa persona lo podía ayudar. Entonces se le acercó y le preguntó: "¿Puedes orar por mí? Me duelen mucho la cabeza y el cuello".

"Claro que voy a orar por ti, Brian", le dijo. "Me dará mucho gusto hacerlo". Hace un par de años que ella está estudiando el libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, de manera que conoce las buenas ideas que Dios nos da a todos, y lo poderosas que son para sanar. Ella sabía que podía orar de esa forma por Brian y así lo hizo.

El niño empezó a sentirse mejor de inmediato, y a la mañana siguiente estaba lo suficientemente bien como para asistir a la Escuela Dominical. Esa tarde comió en la casa de sus primos, jugó con su hermana e hizo su tarea. Cuando su papá lo estaba arropando en la cama, Brian le dijo: "!Éste fue un día maravilloso!" Y así se sentía él también.

El amor y la omnipotencia de Dios están siempre a nuestro alcance.

Esto era lo que ocurría al principio del cristianismo. Los seguidores de Jesús, y los miembros de la iglesia que él comenzó, se pedían oración los unos a los otros cuando lo necesitaban. Uno de estos primeros cristianos escribió en una carta a los miembros de su iglesia: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él... Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados". Santiago 5:14, 15.

Esto es lo que el Maestro tanto quería que hicieran sus seguidores. Y fue lo que él mismo hizo por sus estudiantes, por las multitudes que lo apretaban, incluso por sus enemigos. Los ayudó a enfrentar la pobreza, la injusticia, la jerarquía eclesiástica, las frustraciones de vivir en una tierra ocupada. Y él decisivamente los sanó de enfermedades virulentas, heridas, enfermedades mentales, incluso de la muerte misma. Éste fue el modelo que él estableció para los cristianos: "Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios". Mateo 10:8.

Poniendo a Dios primero siempre encontramos una ayuda al alcance de la mano.

Y fue este modelo el que M. B. Eddy siguió cuando fundó la Iglesia de Cristo, Científico. La curación es fundamental para los miembros en esta iglesia que está "construida sobre el Principio divino, el Amor". Y Ciencia y Salud explica de qué manera la curación fortalece a los miembros y éstos se dan fuerza los unos a los otros. "Podemos unirnos a esta iglesia sólo a medida que nazcamos de nuevo en el Espíritu, que alcancemos la Vida que es Verdad y la Verdad que es Vida, produciendo los frutos del Amor — echando fuera el error y sanando a los enfermos". Ciencia y Salud, pág. 35.

Ahora, francamente, hay momentos cuando la idea de traer esperanza y curación a la pandemia de SIDA en África, a la amenaza del terrorismo o al desempleo crónico, e incluso al dolor de cabeza de un pequeño, puede parecer abrumadora. "¿Quién soy yo para poder sanar estas situaciones?", alguien se puede preguntar.

Pero quizás ése sea justamente el caso. Tú y yo por nuestra propia cuenta no podríamos sanar nada ni a nadie. Incluso Jesús dijo que él no podía hacer nada sin la ayuda de su Padre. Véase Juan 5:30. Pero las noticias revolucionarias que el descubrimiento de Mary Baker Eddy, la Christian Science, trajo a la humanidad, es que Dios está con cada uno de Sus hijas e hijos. Su amor y omnipotencia están siempre presentes, al alcance de la mano, para que todos tengamos libre acceso a ellos. Sin excepción, sin límite.

La mujer que descubrió la Christian Science, al sentir tan profundamente sus propias limitaciones personales y la omnipotencia innegable de Dios, una vez dijo de sí misma: "Como Mary Baker Eddy soy la más débil de los mortales, pero como la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, soy columna y fortaleza del mundo". De las reminiscencias de Emma C. Shipman, Colección Mary Baker Eddy, Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad.

En cierto sentido, eso es verdad de todo estudiante de Ciencia y Salud. Puede que tú y yo estemos muy conscientes de nuestras limitaciones personales, pero, como Científicos Cristianos, y miembros de la iglesia, tenemos el poder de realizar cosas buenas y sorprendentes en nombre de Dios.

No hay duda de que la Sra. Eddy tenía este tipo de confianza en cada Científico Cristiano, y en las cosas maravillosas que pueden hacer por la humanidad, incluso entre ellos mismos. Por ejemplo, ella escribió lo siguiente a los miembros de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, en Nueva York: "Así, cada miembro de esta iglesia puede elevarse por encima de la tan repetida pregunta: ¿Qué soy yo?, a la respuesta científica: Yo soy capaz de impartir verdad, salud y felicidad, y ésta es mi roca de salvación y mi razón de existir".6

El Manual de la Iglesia por la Sra. Eddy brilla con la expectativa de que los miembros practiquen la Christian Science en público — y con todo éxito — "probando así que esta Ciencia es todo lo que afirmamos que es".7 Como parte de esta práctica sanadora, el Manual les da a los miembros el poder de hacer muchas cosas que tendrán un efecto perdurable en la historia del mundo. Un solo miembro puede, por ejemplo, formar una nueva iglesia, establecer una organización de la Christian Science en una universidad, aprobar nuevos miembros de The First Church of Christ, Scientist. Cada miembro tiene también la oportunidad de apoyar las actividades globales de la Iglesia haciendo contribuciones económicas con regularidad. Y cada uno tiene uno tiene el de orar diariamente por el bienestar de "toda la humanidad".8

Para muchos lectores de esta revista, todos estos privilegios de los miembros se reducen a lo que Brian pidió aquel sábado por la noche: oración y curación. Constantemente, gente de todo el mundo está pidiendo ayuda. Y la práctica sanadora de cada miembro de la iglesia es una respuesta amorosa y poderosa a esa demanda, que puede cambiar el mundo,.

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