Desde que había dejado mi empleo como fotógrafa de noticias de televisión en Florida y me mudé al estado de Tennessee, había sentido mucha nostalgia. Mi nuevo trabajo en una compañía de producción en Nashville era muy diferente, muy difícil. Me costaba hacer nuevos amigos y sentirme en casa. Decidí que Tennessee no era para mí. Extrañaba mucho Florida, y lo único que quería era regresar.
Yo había estado orando por tener una situación de trabajo — y de vida — más feliz, de manera que cuando me enteré de que había un puesto vacante en mi anterior lugar de trabajo en Jacksonville, llamé al supervisor que allí tenía. Me contó que uno de los fotógrafos había tenido que tomar licencia por enfermedad debido a un problema en la columna vertebral. Todos estaban muy seguros de que no regresaría. La vacante era un puesto temporal de tiempo completo, que después sería permanente. Lo acepté. No lo podía creer, estaba por regresar a casa.
Era mi día libre, pero por alguna razón no tenía ganas de llamar a mi actual empleador y decirle que renunciaba. Me sentía ansiosa y agitada, así que fui a caminar por un buen rato a un parque cercano.
Mientras paseaba sentí que algo no andaba bien. Entonces empecé a orar por esta decisión. Cada vez que le he pedido a Dios que me guíe en la dirección correcta, nunca me ha fallado. Uno de mis grandes deseos siempre había sido hacer lo correcto ante Dios, obedecerlo, cumplir Sus leyes y todos Sus mandamientos, y tener un corazón puro. He descubierto que esto me pone en línea con Su voluntad, que es eternamente buena.
La cuestión es que caminaba y oraba, pero no me sentía tranquila. Así que finalmente pedí: “Dios mío, por favor, envíame un ángel para decirme qué debo hacer”. (Pienso que los ángeles son “pensamientos de Dios que vienen al hombre”, son “intuiciones espirituales”, que es como son descritos en Ciencia y Salud, pág. 581.) Estos ángeles se están comunicando constantemente con nosotros, y podemos estar completamente conscientes de ellos. Los mismos nos guían, defienden y consuelan.
Regresé a mi apartamento, me acosté en el suelo y cerré los ojos. Entonces recibí un mensaje tan claro que fue como si una voz me dijera: “No regreses a Jacksonville. No aceptes ese trabajo”. De inmediato estuve de acuerdo en seguir esa recomendación, y ni bien lo hice desapareció la ansiedad que sentía, y me embargó una gran tranquilidad y paz.
A la mañana siguiente, llamé a mi antiguo supervisor a su casa y le dije que lo había pensado mejor, y él muy amablemente aceptó mi decisión.
Seis meses después, me enteré de que el fotógrafo que estaba con licencia por enfermedad, había regresado a ocupar su puesto. Si yo hubiera tomado ese trabajo temporal, me habría quedado muy pronto sin empleo. ¡Qué buena decisión tomé! ¡Qué intuición!
A veces se dice que la intuición es el “sexto sentido”. Pero mientras los otros cinco sentidos — vista, oído, gusto, tacto y olfato — se consideran materiales, la intuición es un sentido espiritual. Se refiere a nuestra habilidad para escuchar lo que Dios nos dice, para sentir Su presencia y poder, para tener conciencia de lo que necesitamos saber, debido a nuestra unidad con Él.
¿Cómo podemos cultivar esta intuición? A mí me resulta muy útil estudiar todas las mañanas la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, en un esfuerzo por comenzar mi día volviendo mis pensamientos al poder y la bondad de Dios. Y también he encontrado que es importante ser honesto y recto, y seguir mi sentido más elevado de lo que es correcto.
Cuanto más limpia y clara esté tu ventana, tanto más brillantes serán los rayos que entren por ella.
Me gusta pensar que mi conciencia es una ventana abierta por la que entra en abundancia la luz que proviene de Dios, la única Mente. Cuanto más limpia y clara esté mi ventana, tanto más brillantes y enfocados estarán los rayos que entren por ella. Eso hace que yo sea una transparencia de las ideas de Dios. Esas ideas no provienen del cerebro, ni de una mente humana, se originan en el Espíritu — vienen de Dios — de modo que tenemos acceso inmediato a ellas. Nadie puede ser separado ni por un instante de estas buenas ideas, porque Él hace que estemos siempre conscientes de Su voz. En consecuencia, siempre nos damos cuenta de cuáles son las soluciones correctas, y de las decisiones e indicaciones en cualquier situación.
Hace un par de años, ayudé a mi mamá a mudarse de Nashville a St. Louis. Se había comprado un apartamento y yo tenía que cerrar el trato y preparar el lugar para su mudanza. Después que los antiguos dueños se fueron, noté que había una invasión de insectos. El exterminador determinó que eran termitas, y le hizo el tratamiento correspondiente. Allí terminó el problema, ¿no es cierto? Pero no. Hubo más termitas, y el exterminador no podía determinar de dónde venían.
Yo estaba muy preocupada y temerosa. Pero a medida que oraba a Dios en busca de ayuda para saber qué hacer, el temor disminuyó. Un día, estando en la ducha, se me ocurrió que de alguna manera las termitas estaban siguiendo los caños desde la pared externa de la cocina. Esta idea se me apareció visualmente en el pensamiento en forma de diagrama.
La siguiente vez que me encontré con el exterminador en el apartamento de mi mamá, le dije de dónde presentía que venían las termitas. Él localizó la apertura en el exterior de la cocina y el problema fue resuelto.
Así que tanto en las cosas pequeñas como en las grandes, Dios nos ama a ti y a mí. Nunca dejará de guiarnos e informarnos con absoluta precisión cuando confiamos en Él de todo corazón, y estamos dispuestos a seguir las intuiciones que nos da. Podemos apoyarnos en ellas por completo.
Si te preguntas qué ocurrió con mi empleo, te diré que trabajé con mucho éxito en la compañía de producción en Nashville durante varios años. Enfrenté algunos desafíos el último tiempo que estuve allí, pero me contrató una estación de televisión local, y sigo trabajando en ella. (Fue un rescate tremendo el que tuve. Pocos meses después de cambiar de empleo la compañía de producción cerró sus puertas. Pero ése es un artículo totalmente diferente.) Y ahora me siento como en mi casa en Tennessee. Si bien la situación en el trabajo que tengo actualmente no siempre ha sido fácil, he aprendido y logrado muchísimo, con los ángeles de Dios que me guían día a día, a cada paso del camino.
