Después de que su padre, gracias a la lectura de Ciencia y Salud, sanó de dolores estomacales que había tenido por mucho tiempo, , quien en aquel entonces tenía diez años, comenzó a asistir todas las semanas a la Escuela Dominical de la Christian Science de Johannesburgo, Sudáfrica. En cada encrucijada que enfrentó durante su carrera de 18 años como ingeniero en electricidad, Auret se aferró a una simple oración: “Dios, úsame como mejor Te parezca”. Apoyarse con toda humildad en Dios le trajo claridad de pensamiento, dirección y propósito, además de una abundante provisión para su familia. En 1968 comenzó su carrera como practicista de la Christian Science. Ocho años después, se transformó en maestro y luego conferenciante de esta Ciencia.
Esa oración tan simple que utilizas, “Padre-Madre úsame como mejor Te parezca”, ha sido como una hebra de oro en tu vida, ¿verdad?
Así es, me ha enseñado grandes lecciones sobre el amor desinteresado, y cómo liberarme del sentido personal y centrarme en Dios.
¿Que quieres decir con “sentido personal”?
Por ejemplo, cuando ejercía mi carrera de ingeniería en una ocasión un empleador me ofreció un puesto y me preguntó cuánto quería ganar. Yo tenía una cifra en mente, pero era un 50 por ciento más alta que el sueldo que recibía en ese entonces. Mi propio sentido personal y limitado de la situación — lo que podríamos llamar sentimientos personales o una perspectiva temerosa de la circunstancia — me dijo: “Mira, Martyn, si pides demasiado lo vas a perder. Así que baja tus aspiraciones y probablemente obtengas el puesto”. Pero como había estado orando, yo sinceramente pensaba que la cantidad que tenía en mente era justa, y basada en el Principio. De modo que estuve dispuesto a hacerme a un lado y dejar que el Principio divino, que es otro nombre para Dios, lo resolviera. ¡Y así lo hizo! Aunque de una manera maravillosa e inesperada.
Se aferró a una simple oración: “Dios, úsame como mejor Te parezca.”
Me recuerda la calcomania que vi en un coche que decía: “Si Dios es tu copiloto, cambia de asiento con El”. Tu le pasaste todo a Dios y dijiste; “Tu decides, Tu lo resuelves. Tu me dices lo que lengo que hacer Soy tuyo”.
Así es. A través del estudio de la Christian Science he aprendido a orar como la Biblia nos invita a hacer: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filipenses 2:5. Es decir, escucha lo que Dios (o sea, la inteligencia divina o Mente) manifiesta, y luego confía en la guía de Dios para dar coherencia y forma a tu vida.
Creo que cuando haces esto tu perspectiva de la vida sube a un plano más elevado. Te pones a tono con tu sentido espiritual innato, y eso es algo en lo que puedes confiar. El sentido espiritual es totalmente natural. Proviene directamente de Dios, del Espíritu divino e invisible, que está siempre proveyendo las ideas y la sabiduría, el valor y la fortaleza, que necesitamos.
El sentido espiritual le muestra el designio y propósito que Dios ha dado a to vida. Te conecta con la fuente del poder infinito de la existencia, la fuente fundamental e ilimitada de oportunidad, habilidad, realización y salud.
Sí, y trae a la luz la individualidad que Dios te ha dado.
A mí me resulta útil pensar en Dios como Alma, la cual, así como Mente y Espíritu, es un sinónimo de Dios. El Alma nos da individualidad. El Alma es como el sol. Cada rayo de luz que proviene del sol obtiene de éste todo lo que necesita: calidez, luz, todo. No obstante, cada rayo expresa al sol individualmente. Asimismo, un rayo no puede afectar a otro rayo. De manera que cada uno de nosotros expresa una identidad que tiene su fuente en el Alma. Esto es lo maravilloso. Cada uno de nosotros expresa todas las cualidades de Dios, y es igualmente bendecido. Pero cada uno lo hace individualmente. Y el reconocimiento específico de este gran hecho de la realidad trae muchos beneficios prácticos a la vida diaria. Esto ha sido cierto en mi experiencia, y sé que también es verdad en el caso de muchas otras personas.
Estamos hablando realmente de un concepto mas amplio de la curación espiritual, uno que es esencialmente holistico y comprende a la persona en su totalidad.
Sí, porque lo que hace un practicista en la curación espiritual, ya sea que se trate de algo físico o no, es ayudar a otros a tomar conciencia y reconocer su verdadera individualidad otorgada por Dios. De eso se trata justamente la curación por medio de la oración.
Si comparas el primer capítulo del Génesis con el segundo, verás que el primero describe la creación espiritual, en la que Dios creó “al hombre a su imagen”. Génesis 1:27. Pero el segundo capítulo nos da la alegoría de Adán y Eva. Primero, Dios hace caer en sueño a Adán y crea a la mujer de su costilla. Luego Adán y Eva pierden la gracia por el erróneo concepto de que existe tanto el bien como el mal, dos dioses diferentes, una dualidad. Y pierden a su Dios. No obstante, la Biblia no dice que Adán haya despertado de ese sueño. De manera que lo que hacemos en la curación espiritual es despertar al paciente del sueño-Adán — el sueño de que está muerto y no puede percibir la realidad espiritual. Y cuando lo hacemos nos encontramos sanos e intactos, de acuerdo con nuestra naturaleza a imagen y semejanza de Dios como lo describe el primer capítulo del Génesis.
Hablemos un poco mas sobre la naturaleza y poder de la oración. La Biblia dice que “la oración de le sanara al enfermo”. Santiago 5:15. Mary Baker Eddy habla sobre esto en Ciencia y Salud y pregunta: “¿Cual es esta oración sanadora?” Luego contimia con audacia diciendo; “Un mero ruego de que Dios sane al enfermo no tiene poder para alcanzar mas de la presencia divina de lo que esta siempre a nuestro alcance”. Ciencia y Salud, pág. 12. De manera que es natural que uno se pregunte ¿Como puedo orar de una manera eficaz y sanadora?
Hay muchas maneras de orar. Una es la petición a Dios, práctica muy común en todas las religiones. Pero la oración eficaz no es una petición sin esperanza. No podemos pedirle a Dios que nos ame, porque sabemos que Dios es Amor, y Él/Ella por lo tanto ya nos ama. Pedir eficazmente es recurrir a Dios, apoyarse en Él. Cuando un niño pequeño quiere cruzar la calle, extiende su mano y le pide a su papá que lo tome de la mano y lo ayude a cruzarla. Se lo pide sin dudar en ningún momento de que ciertamente su papá lo tomará de la mano y lo llevará al otro lado de la calle. De manera que el pedirle guía, ayuda, apoyo, a Dios, es una manera de confiar, es recurrir a Él.
¿Que otro tipo de oración hay?
La afirmación, la cual, como la petición, requiere que se reconozca la omnipotencia de Dios. Por ejemplo, conocí a una madre joven que recién empezaba a estudiar la Christian Science. Ella tenía un niño pequeño, y él estaba afuera en el jardín trepando un árbol, cuando de pronto se cayó de cara contra el suelo. La madre con mucho miedo lo llevó al dentista para que le examinara los dientes, y para determinar si estaba bien.
Después de examinarlo, el dentista le dijo a la madre: “Los dientes y la boca están bien, pero tiene rota la nariz”. Entonces el dentista hizo arreglos para que llevara al niño a sacarle unas radiografias.
Mientras tanto la madre llamó por teléfono a una amiga y le pidió que me llamara para que orara por el niño. La señora así lo hizo y me contó lo que te acabo de explicar.
El amor es el elemento más importante en la curación.
Al colgar el teléfono, recibí este inspirado pensamiento: “El hombre no puede caer”. Y esto es lo que esta declaración significó para mí: Puesto que Dios es Amor infinito, el hombre, Su propia imagen, se mantiene seguro en el amor de Dios. Por lo tanto, la imagen de Dios — o sea, este niño — nunca puede estar fuera del Amor divino, ni podía estar lastimado. Fue muy claro para mí. Fue una afirmación: “El hombre no puede caer”. En mi opinión eso quiso decir: Tú no puedes estar fuera del amor de Dios.
Pensé: “Eso es”. Como hacía poco tiempo que yo había comenzado mi práctica como practicista de la Christian Science, me vino el pensamiento: “Sería mejor que oraras un poco más”. Y así lo hice. No obstante, seguí pensando: “Eso es”.
Cuando recibí aquella llamada telefónica, ya le estaban sacando las radiografías al niño, y el radiólogo salió y le mostró a la madre los rayos-X, los cuales mostraban que el niño tenía una rajadura o fractura desde el puente de la nariz hasta el cráneo. Él le explicó que necesitaba tomar más radiografías.
El radiólogo se fue y regresó media hora después muy confundido, y le dijo: “No puedo entenderlo, pero en la segunda serie de radiografías, no hay ruptura, no hay fractura. El niño está perfectamente bien”.
La madre y el pequeño regresaron a su casa regocijándose. Ésta es una ilustración de una afirmación inspirada, o reconocimiento de la omnipotencia de Dios. Que sólo Él nos está gobernando.
Petición, afirmación... ¿hay alguna otra forma de orar?
Otra manera de orar es lo que se llama argumento o razonamiento, que yo uso a menudo cuando le doy a alguien un tratamiento en la Christian Science. La Sra. Eddy dice que las oraciones de Jesús eran “concienzudas declaraciones de la Verdad”. Ibíd. En el Nuevo Testamento hay un relato en el que Jesús es llamado a sanar a la hija de un hombre llamado Jairo. Véase Lucas 8:41–56. Pero mientras iban, le dijeron a éste: “Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro”. Y cuando llegaron a donde estaba la muchacha, toda la gente decía que estaba muerta. Pero Jesús nunca dejó de creer que Dios era la Vida de esa niña. Él comprendía que si Dios era la Vida misma de la niña, era imposible que pudiera estar en algún momento sin vida. Jesús lo sabía, por lo que rechazó la posibilidad de que ella estuviera muerta. Le dijo a todos los que lloraban y se lamentaban: “...no está muerta, sino que duerme”. Él negó la creencia errónea que todos tenían de que la niña había muerto, y la restauró a la vida. De modo que, en cierto sentido, uno podría decir que él estaba argumentando en favor de la vida eterna y en contra de que la muerte fuera posible. Negó incluso la posibilidad de la apariencia de muerte considerándolo un error, y aseguraba que Dios era la vida de aquella pequeña. Y debido a esta “concienzuda declaración de la Verdad”, la niña sanó.
Jesús les dijo a sus seguidores: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32. Para mí, eso significa que necesitas conocer la verdad acerca de Dios y de tu relación con Él. La Verdad es la base para toda forma de oración, y es la base del tratamiento en la Christian Science. La oración basada en la Verdad trae curación — siempre que se entienda que Dios es quien establece la verdad, los verdaderos hechos. Dios es el único poder que existe. Recuerden las palabras de Cristo Jesús: “no puedo yo hacer nada por mí mismo”. Juan 5:30.
De modo que la oración sanadora, cualquiera son su forma como dijiste antes, hace que el paciente toma conciencia de la verdad acerca de su verdadera identidad como imagen de Dios.
Correcto. La labor del practicista consiste en ayudar a evangelizar el pensamiento de sus pacientes, a que tomen cada vez más conciencia de su relación con Dios, y de lo preciados que son por ser Sus amados hijos. Es decir, despertarlos a su verdadera individualidad otorgada por Dios. La oración abre la puerta a la comprensión de nuestra verdadera calidad de hijo o hija del Padre.
En la Biblia a menudo leemos que Jesús primero tuvo compasión, y luego sanó. ¿Cuán importante es el amor en la curación?
No hay nada más importante. Tenemos que tener esa misma compasión, derivada de Dios e inspirada por Él, ese reconocimiento de que el individuo es espiritual y muy valioso, y de su inquebrantable relación con su Creador.
En una ocasión tuve una lindísima experiencia. Estuvo inspirada en la historia de Agar y su hijo, Ismael. En la historia Agar es enviada al desierto con su hijo y no tenía adónde ir. Se queda sin nada para comer o beber. La Biblia cuenta que Agar puso a su hijo en el suelo, y fue a sentarse un poco lejos porque no quería verlo morir. Ella clamó a Dios en su desgracia, y Él no la abandonó ni a ella ni a su hijo. De hecho, la Biblia dice: “Y oyó Dios la voz del muchacho”. Gén. 21:17. Es que el Amor divino ya estaba allí con el niño para traerle curación.
Hace unos años un padre, llegó a su casa y encontró a su esposa con su bebé en los brazos que casi no podía respirar. No sé si el bebé se había tragado algo, pero era una situación muy grave. Entonces el padre corrió al teléfono y me llamó pidiendo ayuda inmediata por la oración. Me contó la situación, y cuando cortamos, me vino al pensamiento este versículo de la Biblia: “Y oyó Dios la voz del muchacho”. Y pensé, “Sí, el Amor, Dios, ya está allí”. Ésta es una de esas inspiradas afirmaciones.
Para cuando el padre regresó donde estaba su esposa, el niño respiraba con normalidad. La inspirada afirmación mental de que el Amor divino estaba allí mismo produjo la curación.
La Biblia dice: “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en el”. 1 Juan 4:16. La Sra. Eddy consideró que eso quería decir exactamente que Dios es el Amor mismo. Que el Amor divino es Dios: y que el Amor es el único poder y es todo el poder.
Así es. De hecho, en una ocasión ella dijo lo siguiente de la curación instantánea: “Yo te voy a decir la manera de hacerlo. ¡Consiste en amar! Simplemente vive el amor — sé el amor — ama, ama, ama”.We knew Mary Baker Eddy (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1979), pág. 134. Y por supuesto, si tú y yo amamos, estamos reconociendo la verdad acerca de los hombres y mujeres que Dios creó. Regresamos al mensaje de aquel primer capítulo del Génesis, en el cual Dios nos creó a todos a Su propia imagen, a la imagen misma del Amor.
Ciencia y Salud dice: “Si el Científico Cristiano atiende a su paciente por medio del Amor divino, la obra sanadora se realizará en una sola visita, y la enfermedad se desvanecerá en su estado original, la nada, como el rocío ante el sol de la mañana”.Ciencia y Salud, pág. 365.
He leído este pasaje muchas veces, pero recuerdo que un día pensé que si pudiera simplemente amar más, sería un mejor sanador. Y luego me di cuenta de que ese pasaje dice: “Si el Científico Cristiano atiende a su paciente por medio del Amor divino...” Entonces comprendí que necesitaba ser amoroso y compasivo, ya que las oraciones llegan al paciente porque Dios es el Amor mismo.
Entonces todo vuelve al hecho de que no soy yo ni tú ni nadie más, sino Dios, el Amor divino, quien es el sanador.
