A lo largo de la historia la humanidad ha sido bendecida con la presencia de muchos seres destacados, que con su saber y percepción espiritual han llenado de inspiración la vida de mucha gente. Si bien todos ellos han dejado una enseñanza, ninguno ha sido más sabio y bondadoso que Cristo Jesús, quien dio su prueba máxima de amor desinteresado para dejarnos su legado de libertad.
Cuando el Maestro le dice a los que le seguían, "Si permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres", éstos le responden, "linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?"Juan 8:32–33.
Puede que muchos nos hagamos esta pregunta. Pero, pensándolo un poco, vemos que la afirmación de Jesús es muy oportuna, porque si nos aferramos al pecado, somos esclavos del pecado; si tememos enfermarnos de ciertos males, somos esclavos de ese temor, y si tenemos la certeza de que nunca podremos salir adelante, sea por la situación del país o porque carecemos de algo, somos esclavos de esas limitaciones.
Pero cuando Jesús prometió: "la verdad os hará libres", ¿a qué se refería? Él hablaba de nuestra relación espiritual con el Padre divino, de nuestra calidad de hijos de Dios, y que cuando reconocemos esta filiación nuestra posición ante la vida cambia rotundamente. Dejamos de considerarnos como pobres mortales expuestos a los altibajos y creencias tradicionales, y nos reconocemos come herederos espirituales, con el dominio otorgado por Dios que nos permite reemplazar las sugestiones de los sentidos físicos por la inteligencia y la visión de la Sabiduría.
He aquí un ejemplo. Cuando yo era pequeña a mi abuela materna le diagnosticaron cáncer terminal. Mi familia la llevó a los mejores especialistas y los cinco médicos que la vieron le dijeron que era muy tarde, que ya no podían hacer nada por ella. Entonces una amiga le dio el libro ciencia y salud, diciéndole que la lectura del mismo la sanaría. Si bien ella no lo conocía, pensó que no tenía nada que perder. Comenzó a leerlo y tres meses después había sanado por completo. Esta curación la llevó a estudiar a fondo este libro deseando saber más acerca de su filiación divina y el dominio otorgado al hombre. Vivió muchos años más, durante los cuales compartió de su relación espiritual con Dios.
Como demuestran las experiencias que publica este Heraldo, para ser libres es necesario esforzarse por desechar todo pensamiento de pecado, enfermedad y limitación. y reemplazarlo por el reconocimiento de nuestra inalterable relación con Dios y del dominio que nos ha sido otorgado.
En esta oportunidad, presentamos curaciones de cáncer, de retraso mental, de esclerosis múltiple y de quebradura de tobillo, en las que estos colaboradores rechazaron con persistencia el cuadro de enfermedad, afirmando la verdad sobre su origen espiritual, y fueron bendecidos.
Confiamos en que estas páginas lo alentarán a reconocer el derecho a la libertad que Jesús nos dejó, y a seguir el consejo de Mary Baker Eddy: "Ciudadanos del mundo, ¡aceptad la 'libertad gloriosa de los hijos de Dios' y sed libres! Ése es vuestro derecho divino". Ciencia y Salud, pág. 227
