Hace muchos años, viví en una zona Ilena de granjas de la comunidad religiosa amish. Sus carretas tiradas por caballos (detrás de las cuales ocasionalmente me vi bloqueado con mi auto en la carretera), me recordaban calladamente que necesitaba bajar la velocidad y reconocer la presencia de mi Padre celestial y Su tierno y eterno cuidado.
Tiempo después, necesité ese recordatorio, cuando fui con unos amigos a nadar al recóndito remanso de un río de la zona. Aquella noche empezó a dolerme el oído debido a una infección. Yo quería tratar esto por medios espirituales por lo que Ilamé a un practicista de la Ciencia Cristiana y le pedí que me apoyara con su oración.
Pero las cosas empeoraron en lugar de mejorar. Lo Ilamé nuevamente, y volvió a orar. No obstante, la infección se extendió hasta que me Ilegó al cuello, y ahí sí que me asusté. Después de varios días el practicista me dio un pasaje de Ciencia y Salud que insistía en la importancia de aferrarse a Dios y a Su idea. Véase Ciencia y Salud, pág. 495. Al término de la conversación, oré con fervor con las vislumbres espirituales que él había compartido conmigo. Lo que ocurrió luego me dejó asombrado. Durante la siguiente hora, mientras oraba pude observar cómo la infección comenzaba a disminuir desde el cuello hacia arriba, hasta que desapareció por completo. Fue la curación más notable que había tenido hasta ese momento. A través de ella Ilegué a comprender en modesto grado, quién es el gran Médico y lo que hace.
Hay muchos nombres para Dios en la Biblia y en otras obras. Algunos autores destacan lo que es Dios. Otros se concentran más en lo que hace, mientras que hay quienes apuntan a ambas cosas. Quizás la expresión "gran Médico" pertenezca a esa última categoría. Nos habla acerca de Su naturaleza y también de lo que hace por nosotros. El gran Médico es maravilloso. Él sí sana. Ambos hechos son claves. Su grandeza brilla a través de las palabras de Cristo Jesús: "Mi Padre... es mayor que todo". Juan 10:29. Nada supera al Padre. Nada oscurece Su naturaleza ni desafía Su supremacía. ¿Y Su poder sanador? Eso se menciona claramente en el hebreo original. La palabra médico proviene del verbo rapha en hebreo que significa enmendar, curar, aliviar, reparar, sanar por completo. Véase Strong's Exhaustive Concordance of the Bible, "Hebrew and Chaldee Dictionary", pág. 110, N° 7495. Todo eso y más, hace Dios por nosotros.
Mary Baker Eddy usa sólo una vez en todos sus escritos publicados la frase el "gran Médico", como nombre de Dios. Consideremos ese único pasaje: "Dios es nuestro Padre y nuestra Madre, nuestro Ministro y el gran Médico. Él es el único pariente verdadero del hombre en la tierra y en el cielo". Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 151. Los términos Padre, Madre, Ministro, gran Médico, expresan mucha ternura. Parecen implicar la cercanía que existe entre Él y nosotros. Afirman Su poder sanador. No se trata de un médico clínico que no tiene interés o que se siente alejado del paciente. Ni siquiera es uno bien intencionado, que está cansado de haber trabajado tanto. El gran Médico es aquel que está más cerca y es más atento. Al mismo tiempo, es el Sanador de todos los sanadores. Brinda el tipo de cuidado personal que uno podría asociar con una era más sencilla, y la experiencia perfecta que uno podría asociar con una era todavía desconocida.
Comprender la naturaleza de Dios es sumamente importante. Y no hay mejor forma de comprender al Padre que entendiendo a Su Hijo. Cristo Jesús vino a la humanidad como el Salvador del mundo. Él salvó a la humanidad del pecado, la ignorancia, el temor. Demostró el camino de la vida eterna, y dio a la humanidad un mensaje de salvación de parte de Dios. Pero mucha gente vio primero a Jesús como médico, como el sanador de enfermedades físicas, incluso antes de conocerlo como Salvador. Su encuentro con una mujer que había sufrido de hemorragias durante 12 años lo ilustra muy bien.4 Él le habló de manera muy sencilla y familiar. La Ilamó "hija". ¿Acaso lo hizo para demostrar cómo "nuestro Padre y nuestra Madre, nuestro Ministro y el gran Médico" la identificaban a ella? Claro que sí. Esa identificación, con toda su simplicidad, abrió la puerta a la curación. Después de años de sufrimiento, ella sanó instantáneamente.
Dios, el gran Médico, Ilega a la consciencia humana por el Cristo.
Yo acostumbraba a preguntarme por qué fue tan prominente la práctica de la curación en el ministerio de Jesús. ¿Por qué ponía tanto énfasis en un enfoque más espiritual de la atención a la salud? ¿Podría acaso su ministerio también haber avanzado mediante un enfoque más espiritual en otros campos del conocimiento que no tenían nada que ver con la curación? ¿Quizás un enfoque más espiritual de, digamos, la arquitectura?
Pero en mi caso fue muy obvio. Nada le habla a la gente de manera más inmediata y perdurable que una curación física. Sí. El mensaje salvador del Cristo se centra en la naturaleza de Dios y en nuestra relación con Él. Y no hay nada que nos ayude a "recibir" mejor este mensaje salvador que la curación mediante el Cristo. Entonces no sólo leemos sobre la Palabra hecha carne, sino que la experimentamos. Las informaciones erradas, las creencias falsas, los malos entendidos desaparecen. El Cristo los transforma en algo mejor. En el siguiente párrafo junto al título marginal "Cristo, el gran médico", Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras afirma: "Cuando Cristo cambia una creencia de pecado o enfermedad en una creencia mejor, entonces la creencia se disuelve en comprensión espiritual, y desaparecen el pecado, la enfermedad y la muerte". Véase Marcos 5:25-34.
Es tan simple y profundo como eso. El Cristo es la forma en que Dios, el gran Médico, Ilega a la consciencia humana. Las enfermedades físicas están inevitablemente basadas en creencias erróneas acerca de nosotros mismos. Estas creencias promueven el punto de vista falso de que el hombre es material y está separado de Dios, en lugar de ser espiritual e inseparable de Él. Por lo tanto, es necesario que esas creencias erróneas desaparezcan para que se produzca la curación. La acción del Cristo hace esto. El Cristo transforma una creencia mala en una mejor, y luego esa creencia mejor se disuelve al transformarse en comprensión espiritual. Esta comprensión no es intelectual, no es clínica, no es indiferente. Tiene corazón. Entraña sentir tanto como conocer; sentir la presencia del Padre, así como conocer el infalible cuidado que nos brinda a todos. Es entonces cuando vislumbramos a Dios y al hombre en su relación perfecta y estrechamente cercanos, el uno del otro. Y como consecuencia se produce la curación, y también la salvación.
Cuando el acelerado ritmo del progreso dejó atrás la era de las carretas y caballos, también generó nuevos problemas que han afectado incluso la atención a la salud. El libro How Doctors Think, [Cómo piensan los médicos] detalla los desafíos que ellos enfrentan hoy en día. Pone al descubierto las fuerzas que hacen casi imposible que incluso los médicos más conscientes de su trabajo, puedan ofrecer el tipo de atención que ellos quisieran. Explica cómo se ven presionados a tener encuentros con sus pacientes que se parecen mucho a una línea de ensamblado. Demasiado a menudo ese saturado horario de trabajo impulsa a los médicos a hacer suposiciones que quizás sean consecuentes con lo que por lo general encuentran en su práctica, pero que no están de acuerdo necesariamente con toda la evidencia de un caso en particular. Según el libro, como consecuencia, en ocasiones el diagnóstico es equivocado, alrededor de un 15 por ciento de las veces. El escrito de ninguna manera recomienda un enfoque más espiritual de la atención a la salud, pero yo no puedo dejar de preguntarme si algunas de las dificultades que infestan el arte de la curación no se podrían aliviar teniendo un mayor aprecio por el gran Médico.
¿Qué es tan grandioso en Él? A veces me siento inclinado a pensar que Él no es simplemente el gran Médico, sino también el gran Oidor. Puesto que Dios es la Mente que todo lo sabe, nos conoce a cada uno por completo, incluso antes de que mencionemos nuestros problemas. Además de eso, dado que es el Amor infinito, Su amor es inmenso, Su paciencia es enorme, y así también es Su atención, ternura y cuidado. Como Dios es la Verdad inmortal, Su integridad es grande e ilimitada; Su precisión es absoluta y no falla nunca; Su percepción comprensiva de todos los temas, no tiene límite ni medida. El gran Médico es el único sanador que todo lo abarca, no es simplemente uno más en una lista de especialistas. Con Él no hay contradicciones, no hay procedimientos basados en datos parciales. Incluso una vislumbre de quién es y qué hace Él, calma el temor. Este efecto mejora el ambiente mental para que se produzca la curación. Sólo eso le permite al paciente verse bajo una luz más acertada.
Quiero ilustrar este hecho con lo que les sucedió a mis padres. Poco antes de casarse mi mamá fue a ver a un médico para hacer su planificación familiar y éste le dijo que ella no podía tener hijos. Aparentemente, ese veredicto no la atemorizó ni la Ilenó de desesperación. Años después, mi mamá me contó lo primero que pensó, y que con mucha sabiduría no mencionó en aquella ocasión: Bueno, es obvio que él no sabe de dónde vienen los bebés.
La opinión de Dios, el bien, debe reemplazar la opinión convencional.
Desde entonces, mi hermana y yo hemos estado muy agradecidos por esa clara comprensión espiritual. Fue un entendimiento nacido de años de estudiar la Biblia y Ciencia y Salud. Era esa comprensión que reconoce que cada uno es el linaje del Padre-Madre celestial. Mi mamá sólo pudo tener ese entendimiento espiritual porque Dios lo tuvo primero, y a través del Cristo, se lo comunicó a ella y es así como imparte comprensión espiritual a todos Sus hijos. Sólo necesitamos ser receptivos para aceptarlo y abrazarlo. En el caso de mi madre, los puntos de vista del gran Médico —que ahora eran hasta cierto grado su propia opinión— reemplazaron los puntos de vista más convencionales. En consecuencia, los temores y bloqueos que dichas opiniones podrían haber provocado, no tuvieron oportunidad de formarse. Percibió más claramente quién es Dios. Se hizo más obvio lo que Él hace, y Su poder sanador, una vez más, probó ser supremo.
La labor de comprender mejor a Dios y nuestra relación con Él, nunca termina. Tampoco deja de recompensar, bendecir, sanar, salvar. "El gran Médico" es una expresión que nos permite conocer quién es Dios y lo que hace. Por supuesto que hay miles de otras ventanas a través de las cuales podemos ver más de Su naturaleza infinita y eterna. Sin embargo, es reconfortante saber que mientras haya humanos que necesiten salvación, hay un gran Médico que trae curación... y hace que el camino hacia la salvación sea mucho más deseable.