de São Paulo, Brasil, es maestra, conferenciante y practicista de la Ciencia Cristiana, es decir, se dedica a la curación espiritual por medio de la oración. Esta entrevista es una versión revisada de una charla realizada originalmente para la Edición Radial de El Heraldo.
Alessandra, ¿cuáles son tus herramientas en la labor de curación?
Mis herramientas son la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy. Las Sagradas Escrituras dan muchos ejemplos de cómo Dios obra en el pensamiento inspirado, guiando y sanando a la humanidad, mientras que Ciencia y Salud enseña a alcanzar un entendimiento más espiritual de la Biblia y de la naturaleza de Dios. Estos dos libros son esenciales para la labor de curación metafísica porque los problemas que enfrentamos hoy en día tienen su origen en la ignorancia de lo que es Dios. Ciencia y Salud lo explica así: "Nuestra ignorancia respecto a Dios, el Principio divino, es que produce la aparente discordancia. Y comprenderlo a Él correctamente, restaura la armonía". Ciencia y Salud, pág. 390.
Para lograr la restauración de la armonia, o sea, la curación, es necesario comprender a Dios y Su creación, y es por eso que te apoyas en estos dos libros para sanar.
El estudio de estos libros me impulsa a preguntarme: ¿Qué está haciendo Dios ahora? ¿Qué sabe Dios en este momento? ¿Qué ve? De esta manera uno percibe con mayor claridad que Dios es perfecto y bueno, que lo ha hecho todo tal como Él es, y que no puede haber creado nada malo.
Esta manera de pensar abre el pensamiento, lo hace más receptivo a la guía de Dios, y así cualquiera puede obtener una mayor inspiración espiritual. Como resultado, percibimos claramente qué es lo que necesita corregirse en el pensamiento.
El libro Ciencia y Salud es fundamental porque ayuda al lector a percibir la importancia que tiene el pensamiento en la vida. Los pensamientos de limitación y temor a las enfermedades, tienen efectos negativos. En cambio, los pensamientos que confían en la armonía que Dios ha creado e imparte a Su creación, traen armonía a la salud y a la vida.
Entonces, tu labor de curación consiste básicamente en pensar.
Sí, porque orar es pensar, aun más que hablar. No es decirle a Dios lo que necesitamos, como si Él no lo supiera. Él ya lo sabe. La oración consiste en poner nuestro pensamiento de acuerdo con la armonía divina, con lo que Él ha creado.
Se trata de pensar de una forma inspirada, no mecánica.
Inspirada porque se hace con entendimiento. No es cuestión de repetir ideas, sino de comprenderlas bien. Y esto es muy importante porque entender significa sentir estas ideas. Si uno, por ejemplo, sólo piensa mecánicamente en el amor de Dios y dice "Dios me ama", no tiene ningún efecto. Mientras que sentir el amor de Dios, sana.
Por lo que veo, ya sea que una persona se acerque a ti con un problema de salud, de relaciones discordantes, o de falta de recursos, tú lo encaras de la misma manera.
Sí. Uno siempre empieza con Dios, porque, como dijimos, la falta de armonía es ignorancia respecto a Dios. De hecho, Ciencia y Salud afirma: "Para comprender la realidad y el orden del ser en su ciencia tenéis que empezar por reconocer que Dios es el Principio divino de todo lo que realmente existe". ibíd., pág. 275.
Dios no es el Principio de un resentimiento con el esposo o con la esposa; Dios no es el Principio de una enfermedad ni de la pobreza. Pero cuando reconocemos que Su naturaleza es todo Amor, y Él es el Principio de todo lo que realmente existe, Ilegamos a la conclusión de que el bien en nuestra vida sólo puede provenir de Dios.
Estoy seguro de que lo habrás comprobado en tu propia vida.
Por cierto que sí, he tenido muchas curaciones. Y me gustaría contarles una que ocurrió hace muchos años. Un día me desperté con un dolor tan fuerte en el abdomen que no podía levantarme. Empecé a orar, a pensar en el amor que Dios tiene por mí, y esta cita de Ciencia y Salud me vino muy clara al pensamiento: "Tomad posesión de vuestro cuerpo, y regid sus sensaciones y funciones". ibíd., pág. 393. Me di cuenta de que el cuerpo está en nuestro pensamiento, por eso podemos tomar posesión del mismo. El cuerpo es lo que pensamos, y mi pensamiento podía estar con Dios, con el Principio de la armonía, y en consecuencia mi cuerpo podía ser armonioso porque yo gobernaba sus sensaciones y funciones.
Ese pensamiento fue tan claro que el dolor desapareció al instante y me levanté completamente libre. Pude ver que si tengo autoridad sobre mi pensamiento también la tengo sobre el cuerpo y es una autoridad que nos fue otorgada por Dios a todos nosotros para que toda la humanidad pueda vivir en armonía.