tiene su práctica de curación de la Ciencia Cristiana en Boston, Massachusetts. A medida que transcurre el tiempo suena el teléfono; es una Ilamada más de las tantas que recibe de varios husos horarios alrededor del mundo. Algunos Ilaman de lugares donde todavia es ayer, otros Ilaman hoy... y otros desde mañana.
¿Qué es este concepto ilusorio comúnmente percibido como "de aqui a allá"? Hace poco, la revista The Cristian Science Journal le planteó a Betty Jenks algunas preguntas sobre los conceptos populares acerca del paso de las horas, dias y años. Y ella respondió a cada uno de esos mitos... cientificamente.
MITO: El tiempo es parte de la vida, y no tenemos más remedio que tolerarlo.
Podría ser, pero ¿cómo va usted a tolerarlo? Comencemos con las preguntas importantes: ¿Qué es el tiempo? ¿Dónde comenzó? ¿En qué se basa? Registramos el tiempo mediante calendarios y relojes, los cuales se basan en días y años, horas y minutos. ¿Y en qué se basa un día? En una ilusión. ¿Acaso cualquier cosa basada en una ilusión puede ser real o verdadera? La ilusión, por supuesto, es que el sol sale y se pone cada 24 horas. Pero la verdad es que el sol no sale ni se pone. El sol no se mueve; es la tierra la que se mueve. No obstante, es partiendo de ese movimiento del sol como las primeras civilizaciones comenzaron a marcar el tiempo. Con el paso de los siglos, el mundo se ha puesto de acuerdo con esta estructura arbitraria, como una eficiente forma de mantener cierto orden en nuestro diario vivir.
Sin embargo, si se lo considera como un factor de gobierno de nuestra vida, la ilusión de la teoría del día y la noche nos tienta a sentirnos confinados y a enfrentar situaciones extremas que van desde el aburrimiento y una sensación de vacío, hasta una presión abrumadora. Mary Baker Eddy expuso claramente que este concepto de tiempo es algo que no se debe ignorar. En lugar de ello, es necesario tomar conciencia de que el tiempo debe ser nuestro sirviente, no nuestro amo. Ella escribió: "La estructura orgánica y el tiempo nada tienen que ver con la Vida". Ciencia y Salud, pág. 249. Y ella proporciona la definición espiritual de tiempo en el Glosario de Ciencia y Salud: "Medidas mortales; límites, en que están comprendidos todos los actos, pensamientos, creencias, opiniones y conocimientos humanos..." ibíd., pág. 595. Es esta idea de estar limitados lo que produce la presión, el temor y la frustración.
No somos víctimas de las limitaciones. Por el contrario, Ciencia y Salud explica: "Los objetos del tiempo y de los sentidos desaparecen en la iluminación de la compresión espiritual, y la Mente mide el tiempo de acuerdo con el bien que se desarrolla". ibíd., pág. 584. Al tener una visión más inspirada de lo que es el tiempo, como algo sin principio ni fin, y por ende, sin medida, podemos realmente "tolerarlo"—y transcenderlo—incluso dentro de la perspectiva que lo considera una "unidad de medida".
MITO: Ver el tiempo como irreal no es práctico.
La verdad es que podemos ser mucho más prácticos trabajando en el infinito. Si uno trata de ser organizado, uno especula que esto o aquello va a tomar 20 minutos, tres días o dos años. Mientras que si uno es ordenado espiritualmente, está escuchando a Dios, y la espontaneidad de lo que es necesario hacer surge allí mismo, porque es una revelación. Uno piensa: ¿Cómo lo hice? Este enfoque es mucho más poderoso que el tradicional: "Voy a empezar aquí y si todo sale bien, voy a terminar allá".
Ni el tiempo ni la edad tienen que ser un factor en la vida.
Ver el tiempo como una ilusión es el único enfoque práctico de contemplar la vida. Esta comprensión nos permite ordenar nuestros días con disciplina. Percibimos lo ilusorio que es tratar de manejar nuestra vida dentro de un período que va de la vida a la muerte. Es así como descubrimos que podemos liberarnos del mito que dice que comenzamos con el nacimiento y de inmediato tenemos que tratar de evitar la muerte. No obstante, la verdad es que como cristianos comprendemos, por la Biblia y la resurrección y ascensión de Jesús, que la vida es eterna y, por lo tanto, no existe en la mortalidad. Cuando tenemos a Dios como nuestra única fuente, la Vida se expresa en gozo, actividad, equilibrio, control, propósito. No es necesario adivinar. Al comprender estos hechos espirituales, nos liberamos de las dudas y temores y de la sensación de que dependemos de situaciones negativas que parecen estar más allá de nuestra habilidad de hacer algo al respecto.
Cuando vemos el tiempo desde esta perspectiva espiritual, se transforma en un hecho de la vida con el que podemos vivir, y no sólo tolerar.
MITO: El día no tiene suficientes horas.
Bueno, no hay duda de que cuando uno tiene que trabajar 14 o 15 horas al día, y luego ir a su casa, preparar la cena y cuidar de los hijos, todo esto puede producir mucho estrés y una sensación de injusticia. Pero ¿qué podemos hacer al respecto? La Biblia dice: "Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre". Isaías 32:7. De modo que teniendo este concepto en mente, uno no está pensando: "¡Oh, hoy trabajé 14 horas, y ahora tengo que ir a casa y hacer esto y aquello!"
Como puede usted ver, es muy fácil transformar el tiempo en un pequeño dios ante el cual nos inclinamos y adoramos como si le dijéramos: "Te estás poniendo en mi contra y eres una amenaza para mí". Muy bien, puede que hayamos tenido un día largo, pero no tenemos por qué sufrir a causa de ello. Cuando nunca tenemos tiempo para nosotros mismos ni para disfrutar de un merecido descanso, necesitamos comprender que cada día tiene el mismo número de horas. ¡La diferencia se encuentra en lo que hacemos con ellas! Es mucho más fácil liberarse del peso de la "injusticia", y aceptar que cada hora es completa, Ilena de alegría, energía necesaria y gratitud.
Cuando nos sentimos agobiados por no tener suficiente tiempo, es hora de desafiar el mito de que somos esclavos del reloj y del calendario.
Tenemos el derecho de ser hijos de Dios, el Amor divino. Cuando partimos de esta premisa, probamos en nuestra vida diaria estas palabras de consuelo de Mary Baker Eddy: "A través del Amor divino el gobierno correcto es asimilado, el camino señalado, el proceso abreviado y el gozo de la resignación consumado". La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 292. Ésa es una buena forma de utilizar el tiempo. Cuando ponemos nuestros días bajo el gobierno de Dios, se traza el camino, se acorta el proceso y la alegría de haberlo logrado ya está presente.
MITO: La jubilación implica tener demasiado tiempo y escasos objetivos.
Los años de jubilado tal vez vengan acompañados de la sugestión de que el cuerpo comienza a moverse más lentamente o incluso a deteriorarse, y que nuestras facultades mentales también están sujetas a la decadencia. Esto no es de ninguna manera una perspectiva feliz.
Tal expectativa debilita el pensar activo y nos deja sintiendo lástima de nosotros mismos, nos hace soñar despiertos, produce retrasos y aburrimiento... los cuales nos Ilenan de temor y duda. Incluso alguien puede pensar que es hora de vivir con abandono. ¿Por qué? Todo debido a la opinión mortal. Me encanta la definición de opinión que da el Oxford English Dictionary. Dice en parte: "Una creencia lo suficientemente fuerte como para dar una impresión, pero no lo suficientemente fuerte como para ser verdad".
Puede que la impresión sea fuerte, pero sólo puede lograrse si consentimos en ella. Yo acepté las opiniones de la vejez sin darme cuenta, cuando tenía 19 años. Ese año me sentí muy desdichada. Todos mis amigos se habían ido a estudiar a la universidad, mientras que yo no tenía dinero y me encontraba atrapada en un trabajo en una fábrica. No veía ningún futuro, esperanza ni propósito en mi vida, sólo veía ante mí una solitaria y Ilena de autocompasión. Entonces cumplí 20 años y comenzaron a surgir varias ideas y oportunidades. Y a partir de ese momento, supe que había pasado y desaprobado el cuento de la "vejez", y nunca más tendría que pasar por ello.
Esa experiencia me enseñó que ni el tiempo ni la edad tienen que ser un factor en nuestra perspectiva de la vida. Nadie puede negar que cuando uno está solo existe la tentación de sentirse condenado por lo que parece habernos separado de amigos, familiares o actividades, o nos ha hecho sentir que ya no tenemos propósito. Sin embargo, la mayoría de nosotros piensa que encontrar un "propósito" es tener "una razón para vivir". ¡Y eso es tan ridículo! Tener un propósito es dedicarse a descubrir continuamente nuestro propio, constante e innato deseo de bendecirnos a nosotros mismos al bendecir a los demás.
Desde temprana edad, la alegría del descubrimiento y el deseo de compartir con los demás esos descubrimientos, es muy natural. Pero nos cansamos a medida que avanzamos en el "tiempo", y a menudo somos muy sensibles ante cualquier rechazo, pensando que quiere decir que fracasamos. No obstante, cuidar de nuestra inocencia y expectativa como la de un niño, nos permite continuar en nuestro propósito de compartir el bien que vemos y sentimos con los demás. De hecho, todo retiro debería ser un momento de maduración espiritual en nuestra vida que nos brinde un gran sentido de tranquilidad y logro como nunca hemos sentido antes.
Dios es la fuente absoluta de poder; el tiempo no existe.
Pero ¿cómo lograrlo? En una ocasión, recibí la Ilamada de una señora que no es Científica Cristiana, pero sí es una ávida lectora del diario The Christian Science Monitor. Actualmente, se escribe mucho acerca de las personas de su generación que están prontas a jubilarse. Me Ilamó para contarme lo encantada que estaba con un editorial que había aparecido publicado ese día. El mismo hablaba del creciente interés que tiene dicha generación de Ilegar a los demás y bendecirlos, y sobre las numerosas oportunidades que existen para hacerlo. Se sentía muy inspirada y entusiasmada por el renovado interés de no ceder ni darse por vencida, sino en cambio, dar a los demás.
Cada día las noticias nos dan una gran oportunidad para mantenernos conectados mediante la oración con toda la humanidad, con los miembros de la casa de Dios. Este propósito individual significa tener parte en el progreso, los logros, las necesidades, la tristeza, el hambre, las guerras, los éxitos y los fracasos de la economía de nuestra familia mundial. Me pregunto yo: ¿Retirado? ¿De qué? Un nuevo comienzo está a nuestro alcance, libre de todas las opiniones orientadas por el tiempo.
MITO: Una enfermedad es más difícil de sanar cuanto más tiempo pasa.
Los Científicos Cristianos son modestos en sus reclamos, pero están convencidos de que la persistencia y la constancia tienen su recompensa. Tarde o temprano, todos Ilegarán a la comprensión de que "la paciencia debe 'tener su obra completa'". Ciencia y Salud, pág. 454. Cuando comprendemos que Dios es la fuente absoluta de poder, no existe el sentido del tiempo. Necesitamos tener esa convicción, y para mí eso es lo que significa la palabra paciencia: Convicción. Por ejemplo, supongamos que estoy horneando un trozo de carne, pero tengo mucha hambre. No obstante, soy paciente y no me desespero porque tengo la certeza de que si regreso después de 45 minutos, la comida estará lista. Tengo esa expectativa porque la idea de cocinarla estaba completa antes de que yo pusiera la carne en el horno. En realidad, ocurre lo mismo con una curación física, la curación está completa incluso antes de que la persona recurra a la oración.
La idea de esperar está entretejida en el concepto del tiempo, en lugar de estarlo en el reino del pensamiento. Cuando uno tiene libertad en su pensamiento —porque el pensar mismo no tiene fronteras, nada puede limitarlo— uno es elevado por encima del concepto de las restricciones del tiempo o incluso de la historia. De modo que ¿cómo puede uno decir: "Hace ya dos años que sufro de esta enfermedad"? ¿Dos años de qué? La enfermedad nunca continuó, porque nunca comenzó. Puesto que la enfermedad es una ilusión, no tiene sustancia verdadera —es una mentira. Muy bien, usted ha orado durante dos años, pero no ha podido superar la condición. La gente tiende a sentir como si estuviera a prueba por esto, cuando en realidad es una buena oportunidad para orar con constancia, para desafiar esa mentira. Cuando de niños asistimos a la escuela, se nos alienta a pensar, a descubrir. Puede que avancemos con dificultad para separar las preguntas correctas de las incorrectas, pero en el momento en que percibimos que 2 + 2 = 4, nunca más volvemos a aceptar otra conclusión, porque hemos probado cuál es la verdad.
El tiempo nunca es un factor en la curación, porque en realidad no hay pasado ni futuro. Y eso es verdad, no importa cómo veamos el concepto del tiempo. No podemos tomar un momento del pasado, y el mañana siempre está fuera de nuestro alcance. No podemos tomarlo antes de que Ilegue. Sólo podemos vivir y experimentar el ahora. Entender este hecho disipa el temor. Yo tuve tres curaciones que requirienron de "tiempo", la última de ellas duró dos años. De modo que puedo decir, parafraseando los comentarios del Apóstol Pablo, que yo también pude regocijarme en la aflicción. Esto se debe a que estoy más convencida que nunca de que no es una promesa vacía lo que Jesús dice con reconfortante certeza: "Para Dios todo es posible". Mateo 19:26.
MITO: No tengo suficiente tiempo para orar.
Pero ¿tiene usted la suficiente confianza como para poner sus decisiones al cuidado de Dios? ¿Acaso no es mejor hacer lo que se tiene que hacer? Uno no ora y pregunta: "¿Es ésta la decisión correcta?" Cuando uno confía en Dios sabe que si no es la idea correcta él se lo hará saber. La oración tiene más que ver con la confianza que tenemos en Dios que con el tiempo. A veces somos tentados a dejar que persista la indecisión y la confusión de "no sé qué hacer". Entonces nos dejamos estar y justificamos nuestra demora diciendo: "Cuando pueda voy a orar por esto". Yo digo: ¡Ve, hazlo! ¡Sabiendo quién eres! Mary Baker Eddy escribe: "No hay sino una sola manera de hacer el bien, y ésta es ¡haciéndolo! No hay sino una sola manera de ser bueno, y ésta es ¡siendo bueno!" Retrospección e Introspección, pág. 86. No oramos diciendo: "Yo voy a ser buena, yo voy a hacer el bien". La oración no es cuestión de tiempo. Es acción. La oración no consiste en tomar un poquito de tiempo de nuestro día para pensar en algo. Sí, claro, todos necesitamos detenernos y orar, así como no podemos vivir sin comer. Todos necesitamos de nuestro alimento espiritual. Pero no oramos por "cosas", lo que significa que ni siquiera estamos orando para tomar decisiones. Oramos para ver que ya estamos morando en el bien que divinamente se nos ha otorgado.
Las sombras desaparecen con la luz.
Una semilla es completa—es una idea completa dentro de sí misma. Por ejemplo, una zanahoria comienza como una pequeña semilla de color castaño, pero cuando la plantamos no decimos: "Tengo que conseguir un poco de pintura anaranjada y de pintura verde. Veamos, ¿qué color va primero?" Esos colores ya están dentro de esa pequeña semilla. Sólo es necesario cultivarla y reconocer el valor que tiene. Es así como nos Ilega cada idea correcta y luego se concreta.
MITO: Algunas personas mueren prematuramente.
¿Cuándo es oportuno morir? ¿Cuándo es "oportuno" permitir que la muerte se haga cargo? ¿A los 80, los 90 o mejor a los 100 años? Si acordáramos cierto marco de tiempo, y luego vivimos más, ¡entonces tendríamos una muerte fuera de lugar porque hemos pasado el tiempo de que se produjera una muerte oportuna! Todo se basa en la creencia de que la muerte es un proceso o un suceso real e inevitable.
El temor a la muerte es un desafío para todo ser "viviente" que lucha para preservar lo que aparenta ser su "vida". Incluso el bulbo del tulipán se retrae cuando es inminente que caerá una helada, y un animal huye cuando presiente peligro, antes de que la amenaza sea evidente. Sin embargo, la declaración de Jesús de que había venido para que nosotros tuviéramos vida, y la tuviéramos en abundancia, Véase Juan 10:10. de ninguna manera indica que tenemos que tener una muerte prematura ni oportuna. Él superó la muerte por completo, no sólo para los demás, sino para sí mismo. Su ejemplo de superar la tumba hizo desaparecer para siempre el concepto de que la muerte sea una realidad.
El temor a morir—la ponzoña de la existencia mortal—es lo que no nos permite siquiera vislumbrar el hecho de que la continuidad de nuestro ser está asegurada y no puede interrumpirse. El mensaje de Jesús es claro: Ahora es el momento en que cada uno de nosotros puede liberarse de cualquier creencia o experiencia de muerte, ya sea oportuna o prematura. En realidad, ningún poder Ilamado "muerte" puede nunca amenazar nuestra habilidad de vivir plenamente ahora.
Al considerar todos estos mitos, veo que cada uno de ellos está basado en una ilusión. Aunque todos recordamos nuestro pasado y con curiosidad especulamos acerca de nuestro futuro, el intento de remendar ese pasado o determinar ese futuro, ignora la realidad; la vida es siempre ahora.
Para mí, todo esto es como cuando somos engañados por una sombra. Digamos que usted acaba de pintar la pared de su sala de estar de un lindísimo y suave color amarillo melón. Pone todos los muebles de vuelta en su lugar esa noche y se va a la cama muy satisfecho. A la mañana siguiente, va a admirar su obra y ve una enorme raya gris justo arriba del sillón. Usted se siente muy decepcionado. Lo primero que piensa es en ir a buscar la lata de pintura y pintar esa parte otra vez. Pero, como se supone que la pintura es lavable, decide buscar un balde con agua y jabón para lavarlo.
Pero examina la raya gris y de pronto se da cuenta de que se trata simplemente de una sombra, que nunca tocó la pared. La sombra no tiene sustancia, aunque parece tenerla. Usted se siente un poco tonto, pero muy aliviado. Esa sombra no tiene ningún poder para hacer nada, para manchar nada ni arruinar nada. Y sólo hay una forma de quitarla. Con más luz. Porque cuando hay luz total, no hay sombra.
Entonces, ¿qué es lo que elimina cualquier mito? Un pensamiento más iluminado. No hay ninguna diferencia en que el mito se Ilame edad, enfermedad, temor a la muerte, un pasado Ilendo de trabas o un futuro aparentemente limitado. Todas estas amenazas a nuestra paz y estabilidad siguen siendo sólo sombras sin ningún comienzo en el tiempo, y, por ende, no se necesita ningún tiempo para que se produzca la restauración y la curación. Más luz dispersará esas sombras, revelando la realidad —aquella que existe ahora y siempre ha existido.