Cuántas veces le han preguntado "¿Eres feliz?" A mí me han hecho esta pregunta tantas veces, que he aprendido que existe una sola respuesta: "¡Claro que sí, soy muy feliz!" Me sorprendió mucho descubrir que algunas personas no pueden aceptar que seamos felices o que estemos satisfechos con la vida. Tal vez sea porque nuestro pensamiento ha sido condicionado a aceptar que la falta de felicidad, la depresión y la tragedia tienen tanto peso como la felicidad y la alegría.
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