Esta curación ocurrió cuando hace unos años se me empezó a inflamar mucho una rodilla, además de dolerme la pierna y el pie al punto que a veces me daba mucho trabajo caminar.
Yo tengo unos apartamentos para alquilar a los que les había hecho instalar unas losetas nuevas, pero tenía que limpiar el pegamento que les sale por las orillas después de instaladas. Para ello tuve que arrodillarme. Al poco rato, la rodilla comenzó a dolerme tremendamente, entonces oré con firmeza sabiendo que Dios me estaba ayudando y que Él gobernaba.
Continué trabajando todo el día, y para cuando terminé, la rodilla estaba muy mal. Regresé a casa y casi no podía subir la escalera. No obstante, seguí orando y reconociendo la presencia y el gobierno absoluto de Dios, declarando que Él no crea nada que pueda hacernos daño.
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