Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¡Te reirás!

Del número de noviembre de 2010 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La alegría es un ingrediente esencial en la curación por medio de la oración. Es la cualidad vivaz del Alma divina, Dios. Nos permite sonreír cuando las cosas se tornan difíciles porque, aunque parece lo contrario, somos espirituales. La Ciencia Cristiana enseña que nuestra identidad espiritual, creada por el Alma, está intacta y no puede ser dañada de manera alguna.

Puede que sea fácil ver que la alegría se relaciona con al curación, pero, ¿lo es el humor y la risa? Las palabras de Cristo Jesús nos brindan aliento: "Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis". Lucas 6:21. El humor puede eliminar el dolor causado por la creencia de que la materia ha sido nuestro origen, o que expresamos algo menos que el Alma pura. Cuando se utiliza sabiamente, el humor nos hace tomar consciencia del bienestar dinámico que existe donde el temor y el dolor parecen ser tan reales.

Por supuesto que es cruel reírse de la desgracia ajena. Tampoco está bien tomar el sufrimiento de nuestro prójimo a la ligera y es falta de sabiduría ignorarlo. Es importante reconocer la diferencia entre permitir que el humor del Alma nos inspire y no dar importancia al sufrimiento ajeno. Todo problema debería enfrentarse rápida y persistentemente hasta que desaparezca.

No obstante, la alegría genuina es aquella que no se desvanece cuando las cosas se complican, porque no es frívola ni falsa, sino que emana de la comprensión espiritual. Mary Baker Eddy en su ministerio sanador descubrió la importancia de comprender esto. Ella escribió en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: "Es bueno estar calmado durante la enfermedad; estar esperanzado es aún mejor; pero comprender que la enfermedad no es real y que la Verdad puede destruir su aparente realidad, es lo mejor de todo, ya que esa comprensión es el remedio universal y perfecto". Ciencia y Salud, págs. 393–394.

La comprensión espiritual y la alegría que nos hacen reír son una combinación poderosa. La alegría puede que parezca ser un estado de ánimo mortal que va y viene, o que nunca se manifiesta. Pero la alegría está siempre presente porque es un atributo inmortal del Alma y es una cualidad que expresamos constantemente. Tanto la comprensión espiritual como la alegría aumentan a medida que aprendemos más acerca de Dios.

En mi práctica sanadora de la Ciencia Cristiana, he visto que el Alma es la fuente de nuestra individualidad e identidad. El Alma construye con una tela inmortal. Los tonos, texturas y colores de cada una de nuestras experiencias son divinos. El Alma está contenta y satisfecha con nosotros. Debe estarlo. Existimos para expresar la alegría, vivacidad, serenidad, donaire y paz del Alma. La verdad es que jamás hay razón ni lugar alguno para el temor o el sufrimiento. Expresamos comprensión y fortaleza espiritual para protestar mentalmente contra estos errores y vivir sin ellos, y ¡vivir con buen humor! Permíteme darte algunos ejemplos.

Estábamos con mi esposa sacando las hojas de la canaleta o canelón de nuestra casa, cuando ella metió la mano para remover algunas que estaban atascadas, y una avispa roja le picó el dedo. Sintió dolor de inmediato. No obstante, teníamos confianza de que pronto desaparecería porque habíamos estado aprendiendo que en lugar de permitir o enviar el dolor, Dios trae consuelo y curación. Pero el dolor siguió en aumento. Mi esposa se acostó y llamó a un practicista de la Ciencia Cristiana para pedirle ayuda. Sin embargo, el mesmerismo del dolor no parecía ceder. Le pregunté cómo podía ayudarla, y ella me pidió que le cantara. Entonces me sentí inspirado a decirle: "Si crees que ahora sientes dolor, ¡espera a que empiece a cantar!" Joanne se rió con ganas y el dolor desapareció. Estaba completamente libre.

¿Qué ocurrió? Cuando nos reímos, nos apartamos de los problemas en los que estamos sumergidos. Esto hace que dejemos de pensar en el temor y la tristeza, lo que, a su vez, nos permite sanar en ese mismo instante y sentir alegría y bienestar. El Cristo es el poder detrás del buen humor (que produce la risa), el cual sana y restaura nuestra vida.

Confiar en el poder sanador y en el constante cuidado del Alma nos permite sonreír y reír al enfrentar situaciones difíciles. Confiamos más y más en este cuidado a medida que lo experimentamos una y otra vez. Hay un Salmo que dice: "Alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre". Salmo 5:11.

Mary Baker Eddy explica en Ciencia y Salud que a veces es necesario sacudir el pensamiento de un paciente para romper el sueño de sufrimiento. Ella escribió: "Si fuera necesario sacudir la mente mortal para romper su sueño de sufrimiento, decid con vehemencia a vuestro paciente que tiene que despertar. Desviad su atención del falso testimonio de los sentidos hacia las realidades armoniosas del Alma y del ser inmortal". Ciencia y Salud, pág. 420.

El humor inspirado por el Cristo resuelve los problemas. No se trata simplemente de otra técnica o de una forma de gimnasia mental mortal por la que estamos pasando y que permanece a nivel de la mentalidad humana. Es acción espiritual. Es el reloj despertador que nos despierta espiritual y moralmente.

Hace muchos años, un director de reparto nos llamó a mi hermano y a mí porque necesitaba mellizos. Era para una película que fue filmada en las afueras de Austin, Texas, en medio del caluroso verano. Cuando estábamos en el set, mi hermano y yo teníamos un remolque con aire acondicionado. Pero los extras de la película se vestían y descansaban en tiendas de campaña sin aire acondicionado.

Una tarde estábamos en el set cuando nos enteramos de que una jovencita, que era un extra, no se sentía bien. Tenía alta temperatura y muchos dolores. Fui a verla y le pregunté a su madre si quería traerla a nuestro remolque donde estaría más cómoda. Ella estuvo de acuerdo.

Cuando la joven estaba descansando en el sofá, me senté junto a ella y me sentí inspirado a contarle esta historia: Un caballo viejo se cayó dentro de un pozo de agua vacío. El dueño de la granja, viendo que ni el caballo ni el pozo valían el gasto que costaría sacar al caballo, decidió llenar de tierra el pozo, sepultando así al caballo.

El granjero tomó su pala y comenzó a echar tierra al pozo. Pero cada vez que echaba tierra, el caballo se la sacudía y se paraba encima de ella. Cuanta más tierra arrojaba el granjero, más arriba subía el caballo, hasta que estuvo lo suficientemente alto como para salir caminando del pozo.

La joven se rió. Entonces le dije que no importaba cuántas experiencias negativas le cayeran encima, ella siempre podía optar por sacudírselas de encima y salir caminando de cualquier pozo en que se encontrara. Aunque le doliera el cuerpo o se sintiera sola o vacía, ella expresaba la alegría y el bienestar de Dios. Ella podía ser libre. Entonces se puso de pie, sacudió la cabeza, pisó con fuerza, y me dijo que se sentía bien. Regresó a la tienda de campaña de los extras sintiéndose perfectamente. Yo no creo que hayan sido esos pocos minutos que estuvo en el aire acondicionado lo que produjo este cambio. Como tampoco fue la risa que le causó el relato. Creo que fue Dios, el Alma, la acción sanadora que se produce cuando la comprensión espiritual del Alma y la alegría se unen.

El humor ayuda a sanar porque la curación espiritual es una actividad mental. Lo que pensamos está íntimamente relacionado con la manera en que vivimos. Puesto que la naturaleza de la realidad es el pensamiento, un cambio en el pensamiento naturalmente lleva a que se produzcan ajustes en nuestro cuerpo y en nuestra vida. El humor, respaldado por el Alma, cambia el pensamiento porque lo aparta de los problemas y nos permite percibir que Dios jamás ha estado ausente.

Es posible que el humor no esté presente en la mayoría de las curaciones que ocurren espiritualmente. Pero queremos mantenernos abiertos a todas las posibilidades, a las variadas formas en las que el Cristo puede despertar el pensamiento. Y el humor es una de ellas. Ese sentido espiritual profundo y fundamental de alegría está siempre presente. El humor anula la fijación que tenemos en el problema y, así, la tentación, el temor, la tristeza y el dolor comienzan a desaparecer.

La armonía y la salud están aquí. Son esas transformaciones del pensamiento las que permiten que el cuerpo se acerque al estado saludable y estable del Alma, siempre acompañado por una alegría genuina.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 2010

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.