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actualidad latina

Dejar de afanarse y empezar a reflejar

Del número de noviembre de 2010 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Transcurrieron muchos años en que, siendo joven y soltera, mis días comenzaban bien temprano, trabajaba afuera por largas horas todo el día y atendía mis deberes como hija de mis padres, pero siempre sentía que me faltaba algo.

Pasó un tiempo y, ya más adulta y con un hijo, conocí la Ciencia Cristiana. En Ciencia y Salud fui encontrando las respuestas a preguntas que me había hecho toda mi vida. Percibí que Dios es una entidad de bien activo en nuestra vida, que nunca nos abandona y que, como dice la Biblia, "en él vivimos, y nos movemos, y somos". Hechos 17:28.

Con el estudio de esta Ciencia fue desapareciendo un sentido de escasez, pues la oración me fue mostrando cuán grande es la bondad de Dios. En esa época, como mi esposo tenía problemas de tipo personal y económico, me puse a estudiar corte y confección y diseño de modas, pues, me di cuenta de que era necesario que consiguiera una entrada extra de dinero para mi familia. Pronto comencé a pensar en la posibilidad de abrir un pequeño taller de confecciones, pero el único inconveniente era que no tenía el dinero para adquirir una máquina de coser. Una tarde, a eso de las seis, después de haber estado orando todo el día, tocaron el timbre de mi casa. Era mi hermano. Para mi sorpresa, alcanzándome una máquina de coser que él traía, me dijo: "Sé que quieres salir adelante y necesitas esto". Esta fue la primera de muchas demostraciones de provisión que he tenido en mi vida gracias al estudio de esta Ciencia.

Comencé a trabajar en casa con bastante éxito, y allí pude poner en práctica las enseñanzas de esta Ciencia. Aun así, me era difícil entender qué quiso decir Jesús cuando afirmó: "No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis". Lucas 12:22.

Aunque empecé a tener gente que trabajaba conmigo debido a que la cantidad de clientes había incrementado, lo que significó un aumento en mis ingresos, esas palabras de Jesús aún resonaban en mi conciencia.

Con los años y ya con otra hija, me separé de mi esposo. Allí me di cuenta de que el negocio de confecciones no sería suficiente para sostener a la familia, así que obtuve dos trabajos más. Y ahora sí, esto me mantenía ocupada todo el día. Seguía aplicando las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, mis ganancias eran mucho más elevadas y tenía mucho éxito, pero aún no me sentía segura de que estaba siguiendo ese mandato de "no os afanéis".

Comencé a estudiar más de lleno las Lecciones Bíblicas, publicadas en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y a entender por qué los profetas del antiguo testamento, incluso el apóstol Pablo, siempre tenían todo lo que necesitaban. Era porque en todo lo que hacían buscaban a Dios primero. Ninguno de ellos parecía ser esclavo de su trabajo, sino que su prioridad era mantener un sentido de unidad con Dios.

También leía los artículos de El Heraldo, donde siempre hay relatos de gente que ha mejorado su vida a través de la práctica de las leyes de Dios, según las presenta el libro Ciencia y Salud. Muchas de las personas que escriben para esta revista han visto el papel que tiene la humildad para comprender mejor a Dios, tal como escribe Mary Baker Eddy: "Un libro presenta pensamientos nuevos, pero no puede hacerlos rápidamente comprensibles. Es tarea del explorador tenaz derribar el alto roble y cortar el tosco granito". Ciencia y Salud, pág. vii.

Asimismo, fui viendo que para demostrar la provisión que viene de Dios, no era tan importante hacer el esfuerzo personal de tener dos o tres ocupaciones, como empezar a ver qué significa reflejar la naturaleza de Dios, pues, de acuerdo con el primer capítulo del Génesis, Dios le dio señorío al hombre sobre Su creación. Véase Génesis 1:26, 27.

Dios nos ha creado a Su semejanza para reflejar Sus cualidades. De modo que todo lo que el hombre, nuestra naturaleza verdadera, necesita, ya le pertenece por reflejo. Es nuestro derecho divino tener una actividad provechosa. Dios es nuestra Vida y allí no hay carencia de bien ni necesidad de afanarse para alcanzar un bien que, en realidad, siempre nos ha pertenecido.

En la actualidad, lo que sigo comprendiendo acerca de esta verdad, me ha llevado a efectuar un cambio radical de actividades. He empezado un negocio propio en la compra-venta de propiedades, lo que me ha dado la oportunidad de desarrollar negocios de otro tipo, y lo bueno de todo esto es que no requiere que trabaje 15 horas por día como hacía antes. Estoy comprendiendo que el éxito en mis actividades, tanto comerciales como personales, se mide por la evidencia de la curación que realizo en este trabajo. Asimismo estas labores me permiten dar cuenta primero a Dios, mi verdadero empleador y socio, y lo hago levantándome muy temprano y empezando el día orando para afianzar la unidad perfecta que tengo con el Padre, y dedicar, además, bastante tiempo al estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud. Con todo esto, todavía me queda tiempo para estudiar cursos en la universidad.

Sigo entendiendo más lo que significa reflejar el bien que Dios nos ha concedido a todos, además de practicar lo que aprendo en todas mis actividades. ¡Qué gloriosa herencia se nos da mediante la comprensión del Amor omnipresente! Más no podemos pedir; más no podemos desear; más no podemos tener. Véase Ciencia y Salud, págs. 2 y 6.

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